La pandemia del COVID-19 trajo importantes lecciones tanto para gobiernos, que están repensando su política industrial, como para empresas, que están migrando hacia esquemas globales de producción más resilientes que les permitan minimizar los riesgos de futuras disrupciones.
Por mencionar un ejemplo, se espera que las empresas se deban enfrentar a disrupciones en las cadenas de suministro que se prolonguen durante más de un mes, cada 3.7 años en promedio de acuerdo con un reporte publicado por McKinsey. Esta coyuntura ha reforzado la idea de relocalizar la producción cada vez más cerca de los centros de consumo, y el desarrollo de políticas que promuevan inversiones en sectores estratégicos.
En este sentido, la administración del presidente Biden publicó su revisión de 100 días para definir las acciones y políticas relevantes necesarias para hacer más resilientes a las cadenas de suministro críticas, la cual cubre sectores estratégicos como semiconductores, baterías de litio de alta capacidad, farmacéuticos y minerales críticos. Este plan busca generar y relocalizar inversiones en territorio estadounidense, para dejar de lado la excesiva concentración del suministro en naciones que les pudieran les pudieran representar una amenaza.
Por donde se mire, esto es una oportunidad histórica para fortalecer la integración de estas cadenas en América del Norte, siempre y cuando se piense y se actúe desde una perspectiva regional que contemple aliados, ya que de otra manera sería muy complicado ejecutar exitosamente una estrategia de este calado.
México es un aliado natural para atraer segmentos estratégicos que complementen el plan de Estados Unidos por dos razones. Primero, porque nuestra plataforma productiva se encuentra profundamente integrada. Desde hace más de 27 años, América del Norte se ha consolidado como una región productiva y competitiva gracias al TLCAN, y ahora al T-MEC. Este acuerdo ha permitido a México afianzarse como una potencia exportadora y posicionarse en lo que va de 2021 como el principal socio comercial de Estados Unidos según datos del censo estadounidense.
En segundo lugar, porque somos aliados probados. Durante los primeros meses de la pandemia, los tres socios del T-MEC trabajaron de manera coordinada para alinear sus definiciones de sectores esenciales y lograron mantener ininterrumpido el abasto de alimentos, equipo médico y ciertos bienes industriales, lo cual aminoró significativamente el impacto del cierre de actividades.
México, Estados Unidos y Canadá deben trabajar juntos como amigos, vecinos y socios, para abordar la resiliencia en las cadenas de suministro desde una perspectiva regional, y fomentar la recuperación económica, la creación de empleos, y posicionar a Norte América como el principal referente de competitividad a nivel global.
Por Pedro de la Rosa
Economista y Asociado del Programa de Jóvenes COMEXI
@PedroDLRH
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