Columna Invitada

Todas, todos y todes

Una cosa es la evolución natural del lenguaje y otra, muy distinta, es forzar su uso, introduciendo con calzador palabras al servicio de una ideología, como sucede en las sociedades modernas donde, a través de un lenguaje sexista llamado “inclusivo”

Todas, todos y todes
Paz Fernández Cueto/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

El artículo de Aceprensa titulado “La discusión en Europa sobre el lenguaje inclusivo no ha hecho más que empezar”, basado en información de José M. García Pelegrín desde Berlín, nos da luces sobre algo que no es exclusivo de México, sino que responde a una tendencia internacional. La ideología de género pretende posicionarse a través del lenguaje, imponiendo palabras inusuales donde se mezclan, además, factores ideológicos con cuestiones sociales y políticas que entorpecen la enseñanza del idioma y limitan la libertad. El lenguaje evoluciona constantemente, de generación en generación: palabras o expresiones que usábamos los padres les resultan ridículas a nuestros hijos y viceversa. Constantemente cambia el léxico, introduciendo expresiones y modismos que actualizan la cultura y las costumbres de la sociedad.

Una cosa es la evolución natural del lenguaje y otra, muy distinta, es forzar su uso, introduciendo con calzador palabras al servicio de una ideología, como sucede en las sociedades modernas donde, a través de un lenguaje sexista llamado “inclusivo”, se pretende evitar la discriminación contra mujeres y colectivos minoritarios. Esta tendencia no solo complica la expresión del lenguaje como, cuando hace unos años, ridiculizábamos frases tales como: el perro y la perra son el mejor amigo y amiga del hombre y de la mujer..., sino que van más allá, cayendo en el absurdo. Actualmente, en España el Ministerio de Igualdad promueve un género gramatical de nueva creación con terminación “-e”, válido para personas de cualquier sexo. El slogan oficial del orgullo gay de este año llevaba la leyenda: “ORGULLO de TODAS – TODOS – TODES”.

Recientemente, en Francia se prohibió el uso del lenguaje inclusivo argumentando que inventar palabras o modismos gramaticales es una aberración como cuando, en el francés, introducen un punto para incluir los dos géneros; se complica no solo en la enseñanza sino también en el léxico que utilizan los organismos oficiales: “les député·e·s”. El ministro Francés de Educación, Jean-Michel Blanqueur, considera que esta imposición no tiene nada que ver con el sexismo afirmando que: “lo único que hace es obstaculizar la comprensión y el aprendizaje de la escritura en un idioma que –todo hay que decirlo– es especialmente difícil de aprender por sus complejas reglas ortográficas y gramaticales”.

En Bélgica, el gobierno no ha logrado imponer el lenguaje inclusivo, pero sí promoverlo en el ámbito gubernamental y educativo, no sin la oposición de algunos intelectuales. Étienne de Montety, escritor y redactor del diario francés Le Figaro, es uno de ellos quien, en la entrevista que le hizo La Libre Belgique, declaró que, “Lo que más me molesta de este tipo de lenguaje es su militancia, sus mandatos moralistas para imponer una escritura poco natural y poco práctica. Me pongo en el lugar de los alumnos para los que el aprendizaje del francés es ya complicado”. 

Estos complicados cambios en el lenguaje pretenden evitar la discriminación argumentando que, al utilizar los pronombres masculinos para referirse a un grupo de hombres y mujeres, se deja de lado a éstas últimas. Esto sucedería también –según se cree- al presentar nombres de oficios en masculino, lo que podría llevar a que los niños no los elijan por asociar dicha profesión u oficio solamente con hombres. Sin embargo, según opina Anne Dister, Lingüista y profesora en la Universidad de Saint Louis en Bruselas, argumentar que lo masculino borra lo femenino es un postulado falso pues “¿Quién piensa que si decimos “paso de peatones” significa que las mujeres no pueden pasar? Es pura y llanamente economía del lenguaje”. Si esta discriminación fuera real: ¿a quién incluye el término todes, cuando ya se usa el todos y todas?

La realidad es que estos cambios esconden otras intenciones pues queda claro que, en el establecimiento de una nueva ideología, el lenguaje juega un papel primordial al ser lo que va determinando la cultura de una sociedad. Si queremos cambiar las ideas, basta con ir cambiando poco a poco los códigos culturales vigentes para incidir paulatinamente en el pensamiento de las personas.

Ahora resulta que México no se quiere quedar atrás por lo que debemos imitar a TODES los países.

POR PAZ FERNÁNDEZ CUETO
PAZ@FERNANDEZCUETO.COM

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