La cifra es contundente: 21.97% de las vacunas contra COVID-19 que México ha recibido, no se han aplicado. Son 13 millones 963 mil 272 vacunas que no solo se necesitan; urgen. Las cifras son del corte oficial al 6 de julio. ¿Dónde están esas vacunas?
¿Almacenadas? ¿En refrigeradores? ¿En proceso de distribución? Difícil saberlo, porque el subsecretario López-Gatell ha dicho –en otra más de sus mentiras- que el tiempo que transcurre entre el arribo de dosis y su aplicación es de cinco días. Desde luego esas casi 14 millones de vacunas no llegaron al país en los últimos cinco días.
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Nuestro país recibió ya 61 millones 703 mil 055 vacunas, pero solo ha aplicado 47 millones 739 mil 783 dosis. Eso sí, se vende como logro en la secretaría de Salud que ya se abrió el registro para personas de 18 años en adelante, cuando no hay ni fecha para comenzar las aplicaciones. Es más, se vacuna ya en cinco alcaldías de CDMX a adultos jóvenes de 30 a 39 años, cuando en el país el 27% de los adultos mayores de 60 años, o el 33% de los de 50 a 59 años, o el 67% de los de 40 a 49 años, no tienen su esquema de vacunación completo.
Ayer el Canciller Marcelo Ebrard habló de lograr que en las próximas semanas, se llegue a 80 millones de vacunas recibidas. Es posible. Lo improbable, a decir de lo hecho por la secretaría de Salud, es que se apliquen.
Unos cumplen, otros no. Los encargados de conseguir y traer las vacunas, hacen lo que les toca. Los responsables de distribuirlas y aplicarlas, no.
El presidente López Obrador aseguró hace un par de meses que “a principios de julio, el objetivo es vacunar a 50 millones de mexicanos, al menos con una dosis”. La meta no se cumplió. ¿Quién le falló al presidente? López-Gatell y su equipo, que no logra aplicar las vacunas que llegan.
Cada día que pasa con dosis almacenadas, es un día en que cientos de mexicanos mueren. Solo ayer, por ejemplo, se reportó el fallecimiento de 269.
-Off the record
Dicen mucho las presencias, pero más las ausencias. El presidente mencionó, el pasado lunes, seis nombres de cara a la sucesión de 2024. Una omisión fue evidente: Ricardo Monreal. Horas después, platicamos con él, en la radio, en MVS Noticias. Siempre cuidadoso con las palabras, lo que dijo hay que leerlo entre líneas. “Lo que él ha mencionado son funcionarios de él, que dependen del Ejecutivo, son sus empleados, son sus dependientes”, dijo. Y fue más allá: “Yo creo que está muy a destiempo, está muy apresurado, muy precipitada esta decisión de abrir la sucesión”. Más: “Jamás me pelearé con la historia, y el presidente es parte de la historia”. Y de remate: “No me distraigo. Cuando llegue el proceso interno me inscribiré, (…) no soy ambicioso vulgar”. Y para quienes le achacan la derrota de Morena en CDMX: “No voy a cargar los platos rotos, no acepto que se me culpe de decisiones equivocadas en la Ciudad”.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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dza