TOUCHÉ

Silvano, el omiso

Pero también es cierto que no quiso, no supo o no pudo enfrentar la situación. Además, tiene muchas y graves acusaciones de corrupción en su gobierno que habrán de probarle

OPINIÓN

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Alejandro Cacho / Touché / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Pobre Michoacán, sus últimos gobiernos estatales han sido para el olvido. Ha vivido una inestabilidad política que poca o nula atención ha recibido del Estado Mexicano. En tres décadas, 35 años para ser exactos, ha tenido once gobernadores, uno más malo que el otro.

Luis Martínez Villicaña, Genovevo Figueroa Zamudio, Eduardo Villaseñor Peña, Ausencio Chávez Hernández, Víctor Tinoco Rubí, Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy Rangel, Fausto Vallejo Figueroa, Jesús Reyna García, Salvador Jara Guerrero y Silvano Aureoles Conejo han dejado una triste huella en Michoacán. De haber cumplido con sus periodos constitucionales normales, habrían cubierto 66 años. La corrupción, inseguridad y el narcotráfico mancharon sus gobiernos y permearon a la sociedad michoacana. Luis Martínez Villicaña, Eduardo Villaseñor Peña y Fausto Vallejo Figueroa ni siquiera terminaron sus periodos de gobierno. El hijo de Fausto Vallejo, apodado El Gerber, y Jesús Reyna, su exsecretario de gobierno y exgobernador interino, fueron encarcelados por nexos con el narcotráfico. Leonel Godoy, otro exgobernador, vive con el estigma de tener un medio hermano prófugo de la justicia, también por naco.

Silvano Aureoles Conejo heredó un estado convulsionado por las disputas entre distintos cárteles de las drogas y la existencia de autodefensas penetradas por el narco. Cierto. Pero también es cierto que no quiso, no supo o no pudo enfrentar la situación. Además, tiene muchas y graves acusaciones de corrupción en su gobierno que habrán de probarle.

Al final de su gestión, Aureoles está más visible que nunca tratando de echar abajo la elección que ganó Alfredo Ramírez Bedolla, de Morena. Acusa que el narcotráfico impuso al próximo gobernador y que Morena es un partido coludido con los cárteles. Ya se presentó en Palacio Nacional con las pruebas que le pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador y fue ignorado. También acudió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación con el mismo resultado. ¿Por qué no ha acudido al Ministerio Público Federal? No sabemos si irá a la Fiscalía General de la República, donde están la Fiscalía de Delitos Electorales y la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o al Instituto Nacional Electoral.

De lo que no hay duda es que Silvano Aureoles Conejo está jugando su resto y eso podría costarle la vida o la libertad. Tal vez esté nervioso porque sabe que dejará muchas cuentas sin aclarar en el gobierno michoacano, como dicen sus enemigos políticos. Mientras fue gobernador, poco o nada hizo por contener a los cárteles, pacificar al estado y devolver la tranquilidad a los michoacanos. Ahora que perdió la elección y se ve amenazado, le entró la prisa por hacer lo que ignoró por casi seis años.

POR ALEJANDRO CACHO
CACHOPERIODISTA@GMAIL.COM
@CACHOPERIODISTA

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