COLUMNA INVITADA

¿Candidatos anticipados?

Creemos que es un error jugar a los destapes anticipados. Hoy, el Presidente tiene que atender cosas más urgentes

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

De conformidad con nuestra Constitución Política, la elección del presidente será directa y durará en el cargo seis años. En nuestra muy curiosa costumbre mexicana, un año antes de que el ejecutivo en funciones termine su período, se empiezan los candidatos de los diversos partidos a “destapar”.

El presidente López Obrador por razones que podemos imaginar, tres años antes de terminar su cargo ya destapó a los candidatos de su partido, incluso alardea asegurando que en los partidos políticos de oposición no hay candidatos.

En el régimen del PRI, el tapado se mantenía en secreto hasta casi un año antes de la elección presidencial. Se manejaba con discreción la selección del candidato, de ahí la representación del “tapado”, a partir del personaje creado por el caricaturista Abel Quezada en 1956.

Los aspirantes llevaban a cabo apariciones públicas antes de que el presidente en turno seleccionara al que sería el candidato priista, el famoso dedazo.

Posteriormente, un funcionario de confianza anunciaba la decisión de los tres sectores del partido, es decir, se daba el famoso destape. A partir de ese momento, todos apoyaban al elegido, incluso los contrincantes, de quienes se esperaba su pronta resignación y apoyo, ya que de no hacerlo perderían el favor del PRI y la posibilidad de un cargo público en la siguiente administración.

Hoy López Obrador a su muy peculiar modo destapa a posibles candidatos, lo cual acarrea una serie de riesgos de aquí al fin de su administración. Puede suceder, por ejemplo, que los nombrados se distraigan de sus responsabilidades cotidianas y empiecen a formar grupos para construir su candidatura rumbo a 2024.

Por otra parte, los grupos de unos y otros pueden caer en la tentación del famoso “fuego amigo”, es decir, los golpes por debajo de la mesa. Decía Nicolás Maquiavelo que la ambición de reinar es tan grande, que no sólo domina a los que tienen por nacimiento esperanzas de sentarse en el trono, sino a los que no la tienen.

Por eso creemos que es un error del presidente el jugar a los destapes anticipados. Hoy tiene que atender cosas más urgentes e importantes de la agenda nacional.

Ahora bien, si lo que pretende es sacar de la discusión de la opinión  pública temas relevantes e importantes para el país, lo logra con estos distractores ya tan recurrentes en sus mañaneras.

Por lo menos, lo rescatable de estos destapes es que los nombrados y, concretamente, los que tienen posibilidades reales, son servidores públicos de primer nivel. O alguien se tomó en serio lo de Rocío Nahle García o lo de Juan Ramón de la Fuente.

Tanto Claudia Sheinbaum como Marcelo Ebrard son servidores públicos probados, leales al presidente y comprometidos al cien por ciento con sus actuales responsabilidades.

De manera que, deberán estar atentos para que sus respectivos equipos no caigan en provocaciones, se distraigan de sus responsabilidades institucionales y no empiecen a hacer trabajo político con miras a la elección del 2024.

En fin, que el presidente fiel a su estilo de gobernar le gusta complicar las cosas y meter a sus equipos de trabajo en más problemas de los que ya tienen. O también pudo ser que precisamente el destape se halla dado para cubrir a alguno de sus candidatos. Al tiempo lo sabremos.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
COLABORADOR
@EDUARDO84888581

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