RECUERDOS DE JOSÉ SULAIMÁN

El evento que siempre impacta al mundo

Hasta ahora hemos visto la gran calidad que es normal y de esperarse en un acontecimiento deportivo como lo son los Juegos Olímpicos

OPINIÓN

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Mauricio Sulaimán / Recuerdos de José Sulaimán / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Como era nuestra esperanza, y así se los hicimos saber a todos, afortunadamente no sucedió nada terrible y los Juegos Olímpicos tuvieron una gran inauguración, por lo queen estos momentos estamos disfrutando de varias competencias que, como siempre en estos casos, resultan inolvidables.

Hasta ahora hemos visto la gran calidad, que es normal y de esperarse, en un acontecimiento deportivo como lo es este evento, que cada cuatro años, aunque en esta ocasión fueron cinco, se disputa en diversas partes del mundo.

Hemos visto, y nos han traído una emoción poco común, encuentros de futbol, tiro con arco, gimnasia, softbol y otros deportes que han dado al público (que lo observa por televisión), las emociones que esperaba y que, generalmente, es algo común en estos tradicionales duelos en las cumbres más altas de cada disciplina.

Como les había dicho: todos estábamos temerosos de que sucediera “algo”, pero no, todos los elementos que dan forma a estos Juegos, como el Comité Olímpico Internacional, los comités nacionales de cada país, el gobierno de Japón y, desde luego, todos aquellos que llegaron a Tokio en busca de una o varias medallas para sus respectivos países, lo soportaron todo dentro de la espera y finalmente esto es un hecho, como lo estamos viendo.

El Consejo Mundial de Boxeo está sumamente complacido con lo que ha sucedido y desde estas líneas enviamos nuestra más sincera y entusiasta felicitación a todos ellos.

Obviamente unos ganarán, subirán al podio respectivo y otros habrán de esperar por una nueva oportunidad, pero nadie podrá quitarles la satisfacción de haber puesto en juego sus cualidades deportivas en la línea más alta que existe en este tipo de competencias.

Tenemos por allá a tres mexicanos: dos damas y un varón que subirán al cuadrilátero a representarnos en boxeo y, desde luego, está presente la garantía de que ellos se entregarán por la causa, como siempre lo hacen hombres y mujeres, amateurs y profesionales, lo cual lo hemos visto muchas veces a través de nuestra historia en esta importante disciplina.

No les estamos exigiendo que traigan medallas, pero sí tenemos una enorme esperanza en que lo hagan como sucedió en el pasado, cuando, en diversos Juegos, pugilistas mexicanos alcanzaron preseas de todos los metales. Tenemos dos de oro, tres de plata y el resto han sido de bronce.

Por lo pronto y, anticipadamente, va nuestra felicitación y nuestro agradecimiento a todos los que se encuentran en la capital japonesa representándonos; sabemos que ellos lo harán muy bien, trátese de la disciplina que se trate, porque conocemos cómo es el corazón y la valentía de los mexicanos.

Por supuesto, como ya lo hicimos ver líneas arriba, en estas felicitaciones, en estas esperanzas, en todo aquello que rodea algo como lo que hoy nos ocupa, están incluidos los directivos, los gobiernos y nuestros aficionados, pues todos lo han hecho bien.

FOTO: AFP
Tras un año de espera, los Juegos Oli´mpicos de Tokio fueron inaugurados el viernes, y la tenista japonesa Naomi Osaka fue la encargada de encender el pebetero. 

¿SABÍAS QUE…?

El único medallista olímpico mexicano dentro del boxeo que, cuando invadió el profesionalismo, conquistó un campeonato mundial, fue Alfonso Zamora, uno de los más grandes noqueadores de todos los tiempos en este deporte.

Este monarca ganó medalla de plata en la final de peso gallo en los Juegos efectuados en Múnich, Alemania, dentro de aquel inolvidable 1972.

Esto lo hizo frente al cubano Orlando Martínez, quien terminó vencedor por la vía de los puntos. En el boxeo de paga, Alfonso fue hasta Corea del Sur para conquistar el título mundial en ese peso.

FOTO: MEXSPORT
Nuestro boxeo tiene tres representantes, destacando Esmeralda Falco´n en la rama femenil. 

ANÉCDOTA DE HOY

Volando por el tiempo llegamos hasta 1968, cuando nuestra querida capital mexicana fue el escenario de los Juegos Olímpicos.

Mi papá fue uno de los más emocionados, satisfechos y entusiasmados aficionados que aplaudieron hasta límites inimaginables la hazaña de Felipe Tibio Muñoz, quien, en una soberbia actuación, subió al podio para recibir la medalla de oro, la única de ese metal en natación para México.

Recuerdo bien a Don José que, con el paso de los días, no podía ocultar la satisfacción que la actuación del Tibio le había proporcionado, por lo que dejó en su mente una huella indeleble.

Posteriormente, ellos se convirtieron en grandes amigos.

POR MAURICIO SULAIMÁN

PRESIDENTE DEL CMB

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