Cual moderno Poncio Pilato, hoy el “PejePilato” se lava las manos al trasladar la responsabilidad del regreso a clases en agosto a los padres de familia y a los maestros.
En una perorata llena de mentiras, López Obrador sostuvo que no hay riesgo por contagio de Covid-19 en el país ante el regreso a clases presenciales, pues “está demostrado que la pandemia afecta a las personas mayores”. Por lo visto nadie le ha informado que la variante Delta ataca a los más jóvenes.
Indicó también que “es raro que fallezcan menores de edad tras enfermar de Covid-19”, lo cual es cierto; pero el problema radica tanto las secuelas que arrastran como que son foco de contagio para los mayores. De hecho, esa fue la razón por la cual se cancelaron las clases durante más de un ciclo escolar.
Las cifras oficiales ofrecen un escalofriante comparativo: el 31 de diciembre de 2020 había 12,406 casos nuevos de infección; el 15 de julio de 2021, teníamos 12,821. ¿Y así lanza el presidente la responsabilidad a los padres? Si bien ya hay un avance en la vacunación, únicamente cerca del 17% de la población cuenta con esquema completo de inoculación. México es de los países del mundo donde mayor tiempo han permanecido cerradas las escuelas.
De acuerdo con el INEGI (Encuesta Covid-E, 2021), de los 33.6 millones de estudiantes entre 3 y 29 años inscritos en el ciclo escolar 2019-2020, 740 mil no lo concluyeron. Mientras que para el ciclo 2020-2021 ni siquiera se inscribieron 5.2 millones de personas. Algunos porque no consideran las clases a distancia óptimas para el aprendizaje, otros porque sus padres perdieron el empleo, y casi un tercio por carecer de dispositivos electrónicos y/o acceso a internet.
Con las cifras antes mencionadas, el regreso a clases presenciales se vuelve un requisito indispensable. Pero para ello las escuelas deben contar con buena ventilación, agua y sanitarios, medidas mínimas para el ingreso, y adoptar las mejores prácticas internacionales. No debieran ser los padres quienes tengan que reunirse para organizar el retorno presencial a las aulas, como sugirió el primer mandatario.
El regresar a clases presenciales sin haber asegurado ciertas mejoras con respecto al covid, no solo es irresponsable, es incitar una ola aún más fuerte de la pandemia de lo que ya hemos soportado. Como ya es costumbre Andrés Manuel considera que dictar una ocurrencia sumaria es sinónimo de que eso debe suceder.
Olvida que se debe construir, trabajar y realizar una logística impresionante para que sucedan las cosas. Su forma de actuar es solo hablando y eso vulnera aún más nuestro ya alicaído sistema educativo.
El regreso a clases presenciales enfrenta diversas preguntas, para las cuales no hay respuestas aseguradas. Estas deben encontrarse de manera conjunta, no dejando que sean los padres quienes tengan que enfrentar dicha responsabilidad.
POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
MAAZ