Columna invitada

La tragedia de Zama

El verdadero problema es que este gobierno está secando los posibles recursos de futuras administraciones

La tragedia de Zama
Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La semana pasada. la Secretaría de Energía resolvió la disputa entre Talos Energy y Pemex sobre la explotación y operación del megacampo Zama a favor de la paraestatal mexicana. Es una raya más al tigre en la serie de mensajes que este gobierno ha mandado a empresas e inversionistas de que aquí no son bienvenidos. En este sentido quizá no es catastrófico, el daño ya está hecho con todas las decisiones del gobierno en los últimos tres años. Pero el verdadero problema es que este gobierno está secando los posibles recursos de futuras administraciones y comprometiendo aún más el futuro de Pemex pasando 2024.

El megayacimiento Zama, descubierto en 2017 por un consorcio encabezado por Talos Energy y con participación de Premier Oil y Wintershall Dea, es el descubrimiento más importante en México en los últimos 30 años con recursos recuperables de más de 650 millones de barriles. El consorcio privado obtuvo el derecho de exploración en este bloque como resultado de la asignación del bloque 7 de la Ronda 1.1 llevada a cabo en la administración anterior. El descubrimiento y posible explotación del campo hubiera sido el primer resultado tangible de la liberalización del sector energético y demostrado que la única forma de mantener la producción nacional de hidrocarburos era a través de la asociación con empresas privadas.

Por supuesto, para este gobierno esto es inaceptable. Y en una decisión previsible pero injustificable, decidió asignarle la operación del campo a Pemex que tiene la asignación del campo continuo. Más allá de volver a mandar una señal más al mundo que aquí los acuerdos no se respetan ni la inversión es bienvenida, esta pifia nos deja en el peor de los dos mundos.

Por una parte, a pesar del potencial del campo, es muy poco probable que Pemex lo pueda desarrollar de forma exitosa. No es un yacimiento de aguas mega profundas, pero si semi profundas con un tirante de agua de 166 metros. Pemex nunca ha desarrollado nada más allá de los 120 metros de tirante de agua. La única experiencia fue el campo Lakach de gas que ha sido un fracaso financiero. Pemex solo no tiene el conocimiento, capacidad ni capital para desarrollar un campo de estas características. Por otro lado, es muy poco probable que el consorcio se quede con las manos cruzadas. Después de haber invertido más de 300 millones de dólares en exploración es bastante previsible que acudan a todas las instancias posibles para recuperar su inversión, lo que retrasará inevitablemente lo que pudiera llegar a hacer Pemex algún día.

Mientras, el gran perdedor es el gobierno federal. La explotación de este megayacimiento iba a generar, sin importar quien lo operara, un ingreso para el gobierno estimado en más de 20 mil millones de dólares. Hoy, como el campo probablemente no se desarrolle, tanto por la impericia de Pemex como los litigios en puerta, los recursos que hubieran sido para la próxima administración nunca llegarán. ¿En serio es necesario minar aún más el campo para el próximo gobierno?

POR JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAS

PAL

Temas