Columna Invitada

De “tapados” y otras cosas

A pesar del insistente “ya no es lo mismo”, este sexenio sigue la pauta de cualquier otro gobierno, parecido a los del llamado “PRI-Gobierno”

De “tapados” y otras cosas
Arturo Sánchez Gutiérrez / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

A pesar del insistente “ya no es lo mismo”, este sexenio sigue la pauta de cualquier otro gobierno, parecido a los del llamado “PRI-Gobierno”. Como en los viejos tiempos, después de la elección intermedia se perfilan los aspirantes pertenecientes al partido oficial, para competir por la candidatura. Quizá la diferencia son los tiempos, pues el Presidente decidió abrir la competencia cuando no ha terminado su tercer año de gobierno, pero la historia es la misma: el Presidente marca la pauta, define los tiempos, menciona los nombres y su partido solo escucha y obedece. De hecho, Mario Delgado tuvo que improvisar para anunciar que su partido realizará una encuesta para definir a su candidato. Evidentemente, se promete “piso parejo”. 

Irremediablemente, los grupos empiezan a conformarse y las estrategias de cada aspirante se dejan sentir al paso de los días: Marcelo Ebrard aprovechó una mañanera para manifestar su interés por competir; Claudia Sheinbaum insiste en que cualquiera tiene derecho a participar, pero todo en su momento; finalmente Olga Sánchez Cordero manifiesta que no tiene interés y Ricardo Monreal, aunque no fue mencionado por el Presidente, no esconde su interés. 

Marcelo Ebrard debe recordar los intensos días de lucha política de noviembre de 1993, cuando finalmente el presidente del PRI, Fernando Ortíz Arana, anunció la candidatura de Luis Donaldo Colosio, para suceder a Carlos Salinas de Gortari. El derrotado fue Manuel Camacho Solís, Regente de la Ciudad de México, con quien el actual Secretario de Relaciones Exteriores colaboró intensamente. Entonces, como hoy, nadie dudaba que el Presidente sería el gran elector y que el partido se plegaría a la decisión presidencial. La competencia que inició el Presidente López Obrador tendrá características muy similares, habrá un ganador y varios derrotados. Todos los aspirantes ofrecen esperar a los tiempos y seguir trabajando en sus responsabilidades, pero lo cierto es que ya distrajeron algo de su tiempo para perfilar sus candidaturas. No serían buenos políticos si no lo hicieran así. 

Entonces, ¿por qué iniciar desde ahora una batalla que llegaría por si sola? No queda más que arriesgar posibles explicaciones: la necesidad del Presidente de distraer la atención sobre lo realmente importante, como el retorno del COVID19, el crecimiento y los riesgos de inflación, la delincuencia organizada fuera de cualquier control, la inseguridad y súmele usted. Además, era importante reforzar a los funcionarios afectados por la caída de un tramo en la Línea 12 del Metro, o por los resultados electorales en la Ciudad.  

En todo caso, nada parece haber cambiado. Igual que Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, el Presidente López Obrador anuncia con anticipación a los presidenciales, busca controlar el proceso de sucesión y esperará el momento oportuno para tomar la decisión, que seguramente será ratificada por las encuestas que organice el partido. Los tapados están en la lucha, en un circo adelantado, ante los verdaderos problemas nacionales. 

Por ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
PROFESOR INVESTIGADOR TEC MONTERREY
@ARTUROSANCHEZG

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