"Apoyamos al pueblo cubano y su clamor por la libertad y el alivio del trágico control de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba”. Joe Biden
El domingo un huracán de manifestantes sacudió el Capitolio y a todo el gobierno cubano. La sociedad cubana tomó por asalto las calles de las ciudades más importantes de la isla, comenzando en San Antonio de los Baños, pasando por Matanzas, hasta llegar a la Habana, con las consignas al grito unísono de “¡libertad!” y “¡abajo la dictadura!”. La del domingo fue una manifestación masiva, misma que no se daba desde 1994 en el famoso maleconazo, producido por el llamado Periodo Especial, como preludio a la “crisis de los balseros” aún en el gobierno de Fidel Castro.
El presidente Miguel Díaz-Canel salió por todos los medios oficiales a pedir a los revolucionarios a hacer frente a los manifestantes, pues comentó que sólo son “asalariados y mercenarios” del gobierno estadounidense para desestabilizar su régimen (socialista) y que las precariedades que se viven en Cuba son todas a causa del embargo económico de EU.
El lunes, Cuba amaneció con redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram “caídas”, con las fuerzas policiales desplegadas en los barrios considerados más conflictivos; tiendas de divisas cerradas, calles acordonadas, restricción de acceso amplia a edificios gubernamentales y con cientos de “antirrevolucionarios” detenidos (también con desaparecidos), pero al no haber cifras oficiales de las detenciones, las organizaciones civiles siguen en búsqueda de activistas y manifestantes.
¿Qué detonaron estas revueltas? ¿Son grupos orquestados por Estados Unidos, como lo menciona Díaz-Canel, o el pueblo cubano manifiesta el descontento al régimen? Lo ocurrido en Cuba es multifactorial y contextual. Si bien el mandatario señaló enfáticamente que las manifestaciones crecieron y fueron vistas en todo el mundo gracias a las redes sociales digitales como “un manual de la CIA para derrocar a su gobierno”, lo cierto es que éstas sólo fungieron como megáfono para las exigencias genuinas y legítimas de los miles de cubanos.
Sin embargo, también es cierto que la situación actual en Cuba es un gran caldo de cultivo para que estalle una revuelta en contra de Díaz-Canel, el partido único y el autoritario gobierno cubano. Hoy Cuba se encuentra con un alza en los contagios y decesos provocados por el COVID-19, pero se debe de añadir que esto también se debe la falta de medicinas y de personal médico en los hospitales; a esto se le suma la falta de alimentos básicos para la subsistencia.
Así pues, el régimen que se mantiene desde la revolución, resulta anacrónico, autoritario y con tintes dictatoriales, y el pueblo cubano ya no quiere soportarlo más.
POR ADRIANA SARUR
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