Mirando al otro lado

¿Existe oposición?

Existe la versión, en vías de normalizarse, de que en México no existe una oposición. De hecho, la idea de muchos analistas es que los retrocesos que sufrió el oficialismo se deben a errores de Morena

¿Existe oposición?
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Existe la versión, en vías de normalizarse, de que en México no existe una oposición. De hecho, la idea de muchos analistas es que los retrocesos que sufrió el oficialismo se deben a errores de Morena y sus operadores o, en su caso, al Presidente o la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, pero en definitiva no es debido a la acción de la coalición opositora. Incluso, la supuesta inexistencia de la oposición se comprueba, dicen, por su falta de propuestas conocidas y publicadas.

Sin duda la idea de la inexistencia de una oposición se refuerza con la omnipresencia del Presidente en sus mañaneras. El Presidente transgredió la ley electoral y la normatividad constitucional desde antes del inicio del proceso electoral, y continuó hasta el día de la elección con esa conducta. La jefa de Gobierno, embravecida por la conducta presidencial, hizo lo propio.

Sin duda los órganos procesales y jurisdiccionales no pudieron, o no quisieron, frenar al Presidente ante su conducta ilegal. Le propinaron el equivalente a una admonición leve, delicada incluso, por violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y nadie le dijo nada a la jefa de Gobierno, por simple corifeo.

A pesar de las creíbles versiones de la intervención del crimen organizado en las elecciones estatales, asegurándose al oficialismo 12 de 15 gubernaturas cuando esperaba ganar solo 5, están presentadas y disfrazadas en estos comicios como ejemplos de la invencibilidad del oficialismo. Los atributos y resultados positivos son adjudicados al oficialismo, mientras los negativos son parte de la cosecha de la oposición.

Ahora que el Presidente abrió la baraja de sus posibles sucesores, los comentarios sobre la oposición al respecto se refieren a su “caballada flaca”. Nadie comenta ni se percata de la caballada desmayada de Morena. (Aunque ese juego sucesorio le sirve al Presidente para asegurarle a Washington que no va a pretender alargar su estancia en el poder, ante las noticias de su pacto con el narcotráfico, lo que explica las “visitas” de toda la comunidad de inteligencia, de seguridad y militar estadounidense a nuestro país en las semanas recientes. Pero ese es otro tema, gigantesco por cierto).

Lo cierto sería decir que todos ganaron algo en las elecciones: oficialismo y oposición. Y lo que ganó la oposición lo logró a pesar de la operación dirigida desde el Palacio Presidencial con un gasto de miles de millones de pesos en dádivas y salarios de decenas de miles de funcionarios públicos fingiendo ser militantes de partido, activando el aparato de espionaje político contra opositores y contando con el “buen comportamiento del crimen organizado” (AMLO dixit).

La oposición recibió, en conjunto, casi 2 millones de votos más que la coalición oficialista. En un referéndum revocatorio, el Presidente lo perdería y tendría que renunciar. Los estados con más electores y votos fueron ganados por la oposición creándose un dique de contención a Morena para la elección presidencial del 2024: Estado de México, Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León, además de neutralizar otros estados claves como Veracruz, Puebla y Michoacán con empates técnicos.

Adicionalmente la oposición logró ampliar su presencia en la Cámara de Diputados, impidiendo al oficialismo gozar de la mayoría calificada que tenía para cambiar la Constitución Política sin tener que negociar con la oposición. Además los tres partidos grandes en esa instancia son claramente Morena, PAN y PRI para efectos de las presidencias de las comisiones y la mesa directiva del pleno.

¿Cómo logró esa situación la oposición, si no existe? O, mejor dicho, ¿por qué hay la impresión de que la oposición no existe, si pudo tener estos logros? Lo explica la naturaleza de una elección intermedia. Lo relevante es que no hay una candidatura presidencial que encabece la contienda, unificando y exponiendo la propuesta programática nacionalmente. En una elección intermedia, lo que se da son cientos de pequeñas y medianas contiendas, con carácter local y enfocadas a los temas y problemáticas locales, por estado, distrito y municipio.

El único “debate” nacional fue la proyectada por la voz del Presidente en su mañanera. Y la oposición decidió, correctamente, no debatir cotidianamente con él, para no “ampliar” aún más su presencia en las contiendas locales. Así que la voz y las propuestas de la oposición se limitaban a la esfera de sus competencias locales, donde sí debatían con sus contrincantes.

Tal fue el logro de tuvo su presencia la oposición que su éxito quedó registrado en sus resultados, a pesar de la operación en contra del Estado y su poderío, aliado con el narcotráfico, mezclado con el miedo impuesto en muchas comunidades por todo el país, especialmente sobre la costa del Pacífico y el Golfo.

¿Vieron la película Somos, de Netflix? Ilustra una masacre operada por los Zetas en Allende, Durango, en 2011 y describe cómo se construyó una alianza entre el gobierno y el narco en las regiones del país. Esa película muestra lo que le puede suceder a una población inerme e indefensa cuando hay una alianza entre autoridad y el narcotráfico. Debemos preguntarnos: ¿lo descrito en Somos se parece a lo sucedido en las elecciones intermedias de 2021?

Aliados como bloque en el Congreso, ahora la oposición tendrá que contraponerse al oficialismo con el amplio esquema de posicionamientos que adoptó como coalición al inicio de la campaña, y que fue propuesto por la organización ciudadana Sí Por México. Democracia, libertades, Estado de derecho, economía productiva y fomento al empleo, salud y educación, defensa de mujeres y niños, seguridad, tolerancia y libertad de prensa y palabra fueron los grandes temas centrales de la plataforma de la coalición Va Por México.

Estos planteamientos fueron traducidos en función de las condiciones, conflictos y demandas particulares de cada estado, distrito, municipio. Ahora la oposición enfrenta el siguiente reto: convertir esos enunciados en materia legislativa.

Además, tendrá la necesidad de construir una coalición social y política más amplia y representativa de cada vez más segmentos de la sociedad para llegar al 2024 con una propuesta que reúna y agrupe una nueva mayoría social capaz de darle gobernabilidad a México. Esa coalición ampliada será condición necesaria, aunque no suficiente, para ganar la elección presidencial de 2024.

¿Hay oposición en México? Claro que sí. La oposición crecerá y se consolidará en los próximos años. Su solidez definirá el éxito que tenga en los siguientes procesos políticos en México.

POR RICARDO PASCOE PIERCE
RICARDOPASCOE@HOTMAIL.COM
@RPASCOEP

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