CLARABOYA

Educación a la mexicana

Son fundamentales las evaluaciones diagnóstico que permitan a las instituciones educativas saber cómo recibir a los jóvenes

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Conforme el número de casos de contagio y prevalencia del virus del COVID-19 disminuyen, el regreso a las actividades bajo un contexto de nueva normalidad se hace más factible y hasta necesario. Sin duda, uno de los rubros más esperados dentro de esta transición es el educativo. El regreso al modelo de clases presenciales ha demostrado hoy más que nunca la valiosa importancia que tiene como herramienta fundamental para el desarrollo cognitivo, social y emocional en los más jóvenes del hogar.

Con ello en mente, algunas entidades del país han puesto en marcha el regreso a clases presenciales, no obstante, en algunos estados se han visto suspendidas debido al alza de contagios por este padecimiento, por lo que se vuelve esencial un regreso paulatino y escalonado. Si bien las autoridades ya tienen fechas propuestas para el regreso, no se han brindado las certezas en cuanto a los procesos para el regreso de niños, maestros y padres de familia a las aulas.

Ante esta expectativa de más de 15 meses de clases a distancia, el reto que implica retomar las actividades presenciales es enorme. Va desde la parte emocional y como se han visto afectados los núcleos familiares como un intento de adaptación a las complejidades sociales y académicas que conlleva la educación remota; hasta un tema de política de Estado, respecto a las estrategias globales para fundamentar el regreso seguro a las escuelas.

Se estima que sólo cerca del 4% del alumnado tiene hoy algún tipo de esquema presencial de clases, por lo que de acuerdo con el calendario escolar, el verdadero reto viene para el siguiente ciclo, por lo que la implementación de programas piloto ayudará a ir ajustando los protocolos de seguridad e higiene tan necesarios.

Se trata de los primeros pasos en un nuevo esquema que debe priorizar la recuperación educativa con respecto a lo perdido durante la pandemia, tanto en términos anímicos, psicológicos, de temario académico y más importante aún, el alarmante abandono escolar que se da ante la displicencia de las autoridades educativas federales.

Hoy son fundamentales las evaluaciones diagnóstico que permitan a las instituciones educativas saber como recibir a los jóvenes, identificar cuáles son los aspectos que más se han visto afectados para así irlos subsanando a pesar de que probablemente nos tome años asimilar y corregir.

Desafortunadamente, no se están proporcionando los elementos suficientes para definir cuáles son los esquemas aplicables para el regreso a clases y en muchos casos, ni siquiera se cuenta con la infraestructura para atender las carencias de higiene que miles de planteles presentan en México.

Se trata de una falta de comunicación que se ha incentivado a nivel federal en relación con los temas educativos, que ha dado pie a la especulación e incertidumbre gracias a la falta de liderazgos y responsabilidades. Esto se vuelve especialmente preocupante cuando hablamos de una educación a la mexicana, en donde no todas las escuelas son iguales ni tienen las mismas oportunidades, en donde la brecha educativa es más amplia y diversa.

POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM 

@AZULETCHEVERRY

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