ANECDOTARIO

"Ay ¡Qué pesados!"

¿Por qué subestimar así a la audiencia? ¿De verdad es tan vacío el mundo de los chicos de hoy? ¡Me niego a creerlo! YO aún tengo esperanza en esta juventud

OPINIÓN

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Atala Sarmiento/ Anecdotario / Opinión El Heraldo de México Créditos: FOTO: Especial

¿Hasta dónde se vale estirar la liga antes de que se rompa con tal de prolongar el éxito de una serie? Viendo la cuarta temporada de “Élite” no he podido evitar notar cómo están estirando la liga sin ningún aporte valioso.

Lo primero que pienso es en lo poco realista de la trama y el entorno.

En España ningún alumno de colegio privado asiste a clases con peinado y maquillaje como si fuera a desfilar por una pasarela, o con el uniforme “tuneado” para ser chic y moderno. Vivo cerca de varios de esos “coles” bilingües y cada día veo a los jóvenes salir de sus institutos. No he visto a uno solo que sea el reflejo de los protagonistas de la serie. Esos chicos, por lo menos aquí, ¡No existen!

Por otro lado, enfada la cantidad de producto integrado tan postizo en la historia. Marcas de autos, de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, lácteos, relojes, ordenadores y bolsos de lujo se pasean descaradamente de una esquina a la otra de la pantalla ¡Qué pesados!

La vida de los personajes parece como si solo deambulara entre borracheras, noches alocadas de fiesta, sexo y drogas. Y no es que uno se escandalice por ello, es solo que, tratándose de adolescentes entre 16 y 18 años -porque presuntamente son estudiantes de bachillerato- es poco creíble lo narrado en la trama.

Sobran escenas explíctamente sexuales que no contribuyen en nada al argumento. Son como fantasías sexuales llevadas a la pantalla y metidas con calzador que si se eliminaran no cambia en nada el curso de la historia ¡Un momento! ¿Cuál curso? “Élite” gustaba porque sus protagonistas tenían algo importante que contar. Ahora lo que importa se queda desdibujado entre escenas vacías que asemejan un concurso de moda y la realización de esas fantasías.

Parece que en el caso de la cuarta temporada el aporte es más relativo a lo efímero del mundo material. Frases tan tontas como: “Lo vamos a petar en Instagram” evidencian la carencia de sustancia y hacen quedar a esta generación de jóvenes como un grupo social vacío y tonto.

Y luego ¿Dónde están los padres de estos menores tan alocados? Han desaparecido casi por completo de la trama. Las pocas figuras de cabeza de familia que aparecen tienen algún lío con la justicia y una pésima relación con los hijos, es decir, ninguno es digno de ejemplo o admiración.

Para colmo, introducen al personaje de un príncipe francés que cae rendido a los pies de la que limpia el cole, una cenicienta o “María la del Barrio” de la época que siempre luce en punta con unos trapitos carísimos. Otro motivo de lo más inverosímil para perder interés en una serie que prometía mucho.

¿Por qué subestimar así a la audiencia? ¿De verdad es tan vacío el mundo de los chicos de hoy? ¡Me niego a creerlo! YO aún tengo esperanza en esta juventud.

  POR ATALA SARMIENTO
COLUMNAS.ESCENA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ATASARMI

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