Han pasado 53 días de la tragedia que arrebató la vida a 26 personas en la Línea 12 del Metro y 52 de su última aparición pública. ¿Dónde está la directora del STC, Florencia Serranía? ¿Por qué no la despiden? ¿Por qué, al menos, no la separan de la dirección tanto se realizan los peritajes? El derrumbe en la Línea 12 es la gota que derramó el vaso, pero está lejos de ser el único incidente grave en los 30 meses que tiene al frente del Metro. Tampoco el colapso es el único hecho que ha dejado muertos. El peligro es latente.
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Estampas del caos, hay por montones: incendios, descarrilamientos, estaciones sin mantenimiento, plafones que caen, inundaciones y hasta cascadas cuando llueve.
El 16 de febrero de 2019, María Guadalupe Fuentes Arias, de 56 años, sufrió un infarto cerebral dentro de la estación Tacubaya. Al inicio fue atendida en las instalaciones del Metro, pero tres horas después fue abandonada por el personal de vigilancia afuera, donde permaneció 26 horas a la intemperie. Terminó perdiendo la vida.
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Una semana antes, el 8 de febrero, circuló un video en el que escaleras eléctricas de la estación Tacubaya colapsaron por la saturación de personas. El incidente dejó dos lesionados. Casi un mes después, el 5 de marzo, en la estación Mixcoac de la Línea 7, se registró un hecho parecido. Ocho personas resultaron lesionadas. La lista de 2019 es larga.
Un año después, las cosas no mejoraron. La noche del 11 de marzo de 2020, un choque de los trenes 33 y 38 en la estación Tacubaya dejó una persona muerta y 41 heridas. También en ese año los incidentes fueron incontables. Para 2021, la situación se agravó. El 9 de enero, el incendio en el Puesto Central de Control dejó fuera de servicio las Líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Murió una policía bancaria y 29 personas fueron trasladadas a hospitales. El incendio evidenció que el mantenimiento tenía un rezago de 50 años. También quedó al descubierto que el sistema de control de tráfico se manejaba con fichas de dominó, tras fallas en el sistema de telemetría digital.
Apenas el pasado 23 de junio, parte de la estructura de un paso peatonal de la estación Villa de Cortés, de la Línea 2, cayó sobre calzada de Tlalpan. De milagro no hubo heridos. Los materiales cayeron sobre vehículos.
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Durante su gestión desapareció la oficina de Gestión Integral y Riesgos, y tuvo vacante por dos años la Subdirección de mantenimiento. Ante esta ausencia, ella misma se autonombró en el cargo. “Yo soy la subdirectora de mantenimiento”, dijo ante diputados en noviembre, “para dejar de escuchar (quejas), porque ni modo que me queje de mí misma”. Aunque asegure que “solo” es la directora (10-enero-2021), ¿quién, sino ella, es la máxima responsable del Metro? ¿Quién, sino ella, tendría que ser garante de la seguridad de millones de usuarios?
*Esta columna toma unos días de descanso. Nos encontramos en estas páginas el 7 de julio.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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@MLOPEZSANMARTIN
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