DEFINICIONES

Preguntas, solo preguntas

Sobre el colapso en la Línea 12, hay más preguntas que respuestas. Algunas de forma, otras de fondo. Todas, inquietantes

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En el curioso caso del peritaje independiente dado a conocer el pasado miércoles, sobre el colapso en un tramo de la Línea 12 del Metro, que cobró la vida de 26 personas, prácticamente calca de la investigación publicada tres días antes por el diario The New York Times, reforzado al otro día con la “inspección física” del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), hay más preguntas que respuestas. Todas, inquietantes. Van algunas.

¿Por qué los tiempos de la publicación del NYT, el adelanto a un diario mexicano, el primer peritaje y la inspección física del CICM, se alinearon en la misma semana? ¿Fue mera coincidencia?

¿Por qué si los hallazgos del Colegio se dieron tras una supervisión ocular, no fueron advertidos antes, si se trataba de asuntos detectables a simple vista? ¿Si, como señala el CICM, se encontraron “12 tramos de la Línea 12 con deficiencias estructurales de atención urgente” visibles, cómo es que la dirección del Metro no los observó en el mantenimiento de rutina de los últimos 30 meses? ¿Ha habido mantenimiento?

¿Cómo es que, si la Línea estuvo cerrada más de un año, entre 2013 y 2014, y 44 días tras el sismo de septiembre de 2017, y se dijo que todas las columnas y trabes serían revisadas mediante rayos X y ultrasonido, para encontrar daños, no se detectó nada de lo mencionado en el peritaje e inspección? ¿Se realizaron dichos estudios?

¿Qué se hizo posterior al temblor para garantizar la seguridad? ¿Quién revisó en aquel momento? ¿Quién recibió por parte del actual gobierno de la CDMX y no vio riesgos? ¿Cuándo se llevó a cabo la más reciente supervisión estructural? ¿Quién y cuándo dio el último aval de que el tramo era seguro?

¿Los supuestos errores en la construcción nunca fueron perceptibles sino hasta el colapso? ¿Aparecieron de la noche a la mañana? ¿Nueve años y no hubo alguna manifestación de desgaste? ¿No fueron detectados riesgos en trabes, columnas, losas, basalto, vibraciones de trenes, desgaste de vías o durmientes? ¿Se hicieron inspecciones periódicas? ¿Quién las certificó? ¿Si se detectaron riesgos, hubo pruebas de esfuerzo?

¿Por qué el propio CICM señaló en la página 22 de su informe a la Comisión de Investigación sobre Línea 12 de la ALDF, el 27 de mayo de 2014, que “descartamos que el origen de la problemática tenga que ver con el proyecto de ingeniería civil”? ¿Se cumplió con lo que recomendó en la página 23: “que se revise periódicamente y después de cualquier evento extraordinario, como puede ser un sismo”?

¿Por qué si el peritaje es independiente, fue expuesto por una de las partes de la indagatoria: el gobierno de CDMX? ¿Por qué lo leyó el secretario de Obras? ¿Esa dependencia no se encontraría sujeta a revisión?

Por último: ¿Dónde está la directora del Metro Florencia Serranía? ¿Por qué no ha aparecido desde hace 48 días?

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Conocer la verdad es lo mínimo que merecen las familias de 26 personas que murieron. Conocer la verdad para llegar a la justicia. Los cálculos políticos deben ser ajenos a un asunto que tiene que ser técnico. No puede haber dudas sobre la investigación y peritajes.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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