COLUMNA INVITADA

La democracia no es suficiente

La mala provisión de servicios públicos termina afectando más a quienes menos tienen con lo que se rompen las posibilidades de competencia. En México, para competir hay quienes

OPINIÓN

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Fausto Barajas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

México se encuentra en una encrucijada entre la democracia y la dictadura. Sin embargo, detener el avance autoritario que hoy vive el país, no es suficiente para construir democracia, como la democracia tampoco es suficiente para construir meritocracia y un país mejor.

Que un político tenga más votos no lo hace necesariamente mejor gobernante. No tener a buenos gobernantes o servidores públicos se traduce en mala provisión de servicios públicos en transporte, agua, hospitales, trámites o acceso a la justicia.

La mala provisión de servicios públicos termina afectando más a quienes menos tienen con lo que se rompen las posibilidades de competencia. En México, para competir hay quienes

inician delante de la línea de salida, otros salen de metros atrás y millones no entran al estadio.

En el país tenemos multimillonarios en lo más alto de las listas mundiales, en su mayoría con fortunas relacionadas a servicios autorizados por el gobierno; pero también tenemos cifras millonarias de pobres.

Puede sonar exagerado, pero es una triste realidad que en México son millones los que no tienen agua entubada en su casa como tampoco la tuvieron sus abuelos y no la tendrán ni sus hijos ni sus nietos. Lo que se invierte en el país no alcanza ni para mantener la cobertura actual de agua potable.

El camino para reducir la pobreza y la desigualdad en México no pasa por los 88 mil millones que ha gastado el gobierno en programas asistencialistas previo a las elecciones. Pasa por la construcción de una sociedad meritocrática, en la que se generen más condiciones dignas para el punto de partida y el proceso de desarrollo de cada mexicano.

Se discute sobre la forma en que el camino debe pasar en materia fiscal, pero donde es seguro que debe pasar es por la educación que permita el desarrollo de habilidades y no el adoctrinamiento. La buena educación es un pasaje para la movilidad social, pero también lo tienen que ser las oportunidades que se generen en las organizaciones públicas o privadas.

Las organizaciones que abren la puerta a la meritocracia reclutan a su personal de forma abierta, transparente y mediante competencia, lo que se traduce en mejores profesionales a sus servicio y mayor rentabilidad.

La elección de candidatos a diputados por tómbola puede ser un despropósito tan grande como elegir al personal de una empresa o gobierno solo entre los amigos y familiares que uno conoce.

El sorteo de los espacios en la educación básica, media o superior; castiga a quien mejores resultados generan, con lo que se quitan los incentivos a ser mejor y producir más.

Dar pequeños pasos hacia la democracia sin virar hacia una sociedad basada en la meritocracia nos llevará a decepcionarnos de la primera y a privarnos de la oportunidad de tener mejores gobiernos, mejores empresas y una mejor sociedad.

POR FAUSTO BARAJAS CUMMINGS

ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA

@FAUSTOBARAJAS

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