COLUMNA INVITADA

La política sin ideas es una indignante farsa

La presión de la olla aumenta por el estrangulamiento de la democracia y explotará desde el centro mismo del movimiento "transformador"

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A 100 años del nacimiento de Jesús Reyes Heroles, hoy más que nunca nos deja claro el contraste entre la lucidez y el marasmo intelectual que vive la política mexicana. También afirmaba que la acción política sólo puede llevarse al cabo a partir de una sólida base intelectual. En este gobierno, con estos partidos y con un abuso absoluto del presidencialismo se han tirado los dados de lo que será la política para lo que resta del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

La forma y el fondo revelan todo lo que hay que saber, sobre todo lo que necesitamos cambiar.

En lo que corresponde a la forma, los grandes decisores fueron dos personajes que jamás han sido electos, que no conocen el país: sin embargo, hoy disfrutan de una alegre y boyante situación económica, Andrés (Andy) López Beltrán, hijo del titular del Ejecutivo Federal y Julio Scherer, el consejero jurídico y abogado de la Nación. Ambos se dieron el lujo de "interpretar" el sentimiento del país pensando en incluir a todos los sectores, intereses populares, científicos, académicos, sociales e históricos, así incorporaron en el número uno de la lista de la 4ta circunscripción a Miguel Torruco Garza, el junior por excelencia del Pedregal de San Ángel, concuño del hijo de Carlos Slim, hijo del secretario de Turismo y un completo analfabeta político.

Los siguientes lugares fueron ocupados por amigos, cuates, aduladores, fanfarrones y simuladores políticos entre los que destacan el (no) migrante Alejandro Robles peleado a muerte con Mauricio Toledo candidato a diputado federal por Puebla y hermano político de Héctor Serrano, quien a su vez es candidato plurinominal uno por San Luis Potosí, todos ellos experredistas e íconos del ejercicio del poder en la CDMX bajo el armado de Miguel Ángel Mancera. Por cierto, ninguno es bien visto por la jefa de gobierno, sin embargo, son grandes aliados de Mario Delgado y su jefe Marcelo Ebrard.

Ni siquiera Luis Echeverría el más autoritario de los autoritarios de los últimos 50 años, o el "perverso" Carlos Salinas de Gortari se hubieran atrevido a ejercer el poder como lo hicieron estos individuos, obviamente con la venia del padre todopoderoso. Echeverría y Salinas cuándo menos, dimensionaban y comprendían el fondo del asunto: que la representación popular es una válvula de escape para las presiones, discusiones y equilibrio de poder en el país. Es muy caro avasallar, pero mucho más, dejar sin representación a los sectores. Por ello, ni el mismo Alfredo del Mazo padre, considerado el más soberbio de la élite, que en su momento se sintió el gran elector, cometió tales aberraciones.

Estos políticos, fuente de todas las críticas de Andrés Manuel López Obrador y su actual sistema, consultaban  concienzudamente la lista de candidatos por mayoría relativa, y todavía con mayor detalle la de representación proporcional para incluir, sumar, construir y darle justificación al modelo democrático constitucional. Qué decir del diseño de los distritos, los cuales  se realizaban con base en perfiles, demografía, integración de equipos, como lo estableció un gran estudio realizado por la Universidad de Warwick. Existía materia gris y diálogo. Por supuesto que no era color de rosa y se dieron muchas injusticias, pero lo de hoy, no tiene nombre.

La presión de la olla aumenta por el estrangulamiento de la democracia y explotará desde el centro mismo del movimiento "transformador", porque es evidente que el verdadero problema es la sucesión presidencial, que ya arrancó. Marcelo Ebrard busca a toda costa "aliados", aunque representen lo más despreciable de los últimos años, y prefieran apoyar la reelección de otros analfabetas políticos como Sergio Mayer, Ney Salvatori, Mauricio Toledo o Julio César Moreno, para intentar arrebatar a como de lugar una candidatura muy cantada, la de Claudia Sheinbaum.

Mientras, ésta permite que aplasten el concepto de representación, que la voracidad política tome fuerza y apela a lo que tanto criticaba Reyes Heroles, el sentimiento político banal, lo no intelectual. 

Tristemente estamos en ese momento, porque este proceso habla con hechos, hoy se hace política sin idea, sin bases  intelectuales y en extremo sin sentido común. Qué les aproveche.

Y no es pregunta.


POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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