MIRANDO AL OTRO LADO

¡Arrancan empatadas!

Las campañas se realizarán en un momento de gran polarización política y social de la sociedad, quizá una polarización nunca vista ni vivida en tiempos de paz

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando a otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hoy, 4 de abril de 2021, inician las campañas federales que culminan el 6 de junio con la elección de 500 diputados federales, 15 gubernaturas estatales y gran parte de las legislaturas y municipios del país. Será, se ha dicho reiteradamente, la elección más grande realizada hasta la fecha en México. Y las dos principales fuerzas enfrentadas arrancan empatadas.

Las campañas se realizarán en un momento de gran polarización política y social de la sociedad, quizá una polarización nunca vista ni vivida en tiempos de paz. Esa confrontación ha alcanzado niveles que nos debe preocupar a la mayoría de mexicanos.

El Presidente de la República es quien ha propiciado el encono, encontrando en su actitud un argumento justificador para llevar a cabo acciones que sin duda atormentan al país. Ignora la ley, acusa y agrede a personalidades de todos los ámbitos de la vida nacional, destruye instituciones dedicadas a mantener el equilibrio entre Poderes de la Unión, destruye el tejido económico nacional, rompe acuerdos internacionales sensibles en materia de medioambiente, seguridad, derechos humanos, economía, salubridad, educativos, ciencia y tecnología. Además, ha expresado su voluntad de acercarse a algunos de los cárteles del crimen organizado, abriendo avenidas al posible establecimiento de un narcoEstado en México.

Durante los primeros dos años del mandato de López Obrador la sociedad observaba su avance destructor de instituciones con asombro y sintiéndose intimidada por la fuerza de sus acciones, pues contaba con el control sobre el Congreso de la Unión y gran influencia en el Poder Judicial. Y esto se reflejaba en las encuestas.

Las encuestas le daban un alto reconocimiento como Presidente, aunque nunca ha sido el más reconocido. Ese sitio le sigue correspondiendo a Salinas y después a Calderón. Además, se le reconocía por su lucha contra la corrupción, por su defensa de los pobres y la seguridad. Todo eso hasta inicios de 2020.

A finales de su primer año de gobierno la economía mostró un grave debilitamiento, a tal grado que se registró un crecimiento negativo. Fue la primera señal de que las cosas no iban bien. Otra señal preocupante era que el Presidente había iniciado una campaña para “capturar” el Poder Judicial, obligando a un juez de la SCJN a renunciar para que pudiera colocar a uno de los suyos. Y “capturó” al Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para controlar decisiones electorales. La cargó contra los órganos autónomos, ya sea quitándoles sus funcionarios o eliminando sus presupuestos. Es decir, hizo la guerra al Estado y sus instituciones para destruirlos o controlarlos.

Con todo ello, y los ataques sistemáticos a sus “enemigos” opositores, las encuestas empezaron a registrar cambios en el estado de ánimo social en el país. Mantuvo una evaluación aprobatoria personal, pero la población empezó a reprobar sus políticas públicas, especialmente en materia de corrupción, salud (antes de la pandemia, por la desaparición del Seguro Popular sin ofrecer una alternativa viable), economía y combate a la inseguridad y el narcotráfico.

Después, en marzo de 2020, vino su enfrentamiento con las mujeres y el gran paro nacional de mujeres el 9 de marzo. Su desprecio por ese movimiento, acusándolo de opositor y enfrentado a su gobierno, marcó un nuevo escalón en el enfrentamiento que su gobierno mantiene con amplias capas de la sociedad: en este caso, con el 52% de la población. Es un conflicto que tiene consecuencias negativas para el gobierno en la actualidad.

Y llegó la pandemia, que el gobierno primero consideró tan insignificante que no quiso citar al Consejo de Salud, como instancia que debiera regir las políticas públicas al respecto. Luego dijeron que era de resfriado que terminará pronto. Luego que pudiera haber unos 6 a 8 mil muertos y, catastróficamente, 60 mil muertes. Hoy nos debatimos entre 200 y 300 mil muertes, sin alivio rápido aunque ya se están aplicando vacunas, pero esperando el tercer rebrote.

Las encuestas siguen moviéndose, en medio de todos estos acontecimientos. Primero se captó un “voto oculto” en las encuestas durante las elecciones locales en 2019 y 2020. En todas el resultado daba una victoria abrumadora a favor de Morena. Pero en el resultado final Morena perdió prácticamente todas las elecciones. Ese voto de rechazo no apareció nunca en las encuestas. A eso se le llama voto oculto.

En noviembre de 2020 las encuestas daban como ganador seguro a Morena en 14 de 15 gubernaturas (con la excepción de Querétaro) y en el 60% de las curules de la Cámara de Diputados. En el gobierno y en Morena se respiraba un ambiente de confianza y, ¿por qué no decirlo?, sobradez.

En noviembre la oposición anunció su intención de unirse y se formó la coalición Va Por México, integrada por PAN, PRI y PRD. El oficialismo se descosió en ataques al pacto y el presidente hacía críticas largas y sinuosas sobre la coalición durante semanas en las mañaneras.

Pero algo esencial había cambiado en la contienda electoral al presentarse un acto de unidad partidista frente a lo divisivo del gobierno. Unidad vs división. El estado de ánimo social empezó a cambiar rápidamente ante el espíritu unitario de la oposición. El fracaso del gobierno y su incapacidad de dar resultados tangibles, además de la animosidad que expresaba a tantas porciones y gremios de la sociedad, estaba desnudando a un gobierno de muchos rencores y nulos resultados. Incluso, voces importantes dentro del oficialismo empezaron a externar sus críticas al estilo de gobernar, haciendo referencia al hastío social y la falta de rumbo claro. Poniatowska dixit.

Entre noviembre 2020 y abril 2021 la sociedad empezó a moverse, silenciosa- pero decididamente, hacia nuevas ideas sobre quiénes y cómo se debería gobernar el país. Fracturas en el bloque gobernante se han hecho presentes con la definición de las candidaturas dentro de Morena, con exclusiones notables y luchas prematuras alrededor de  candidaturas presidenciales en el 2024. La palabra escisión se escucha cada vez más frecuentemente en Morena. “Traición, vendidos, corruptos” son las palabras frecuentes que los morenistas emplean para calificar a su dirección política y la orientación política de su movimiento. Ya se convocan a “marchas nacionales” contra la imposición de candidaturas y contra la dirección nacional.

La coalición opositora Va Por México, que empezó a funcionar envuelto en un mar de desconfianzas, descubrió que tenía mucho más consenso social de lo que se esperaba. Por esa razón se fue aumentando la alianza de 75 distritos federales a 221 en la actualidad y en la mayoría de las gubernaturas. Su éxito se está palpando en recientes encuestas.

El país está dividido por la mitad. Al arranque de las campañas hoy Morena puede llevar la mitad de las curules de la Cámara de Diputados y la coalición opositora la otra mitad. Sucede lo mismo con las gubernaturas: mitad y mitad. La contienda es cada vez más entre los dos bloques: Morena y Va Por México. Partidos fuera de esos bloques corren el riesgo de quedar marginados y eliminados. 

Pero lo más importante es la tendencia histórica y el momentum que reflejan las encuestas. Esa tendencia dice que Morena constantemente pierde apoyos y votantes y Va Por México crece en sus apoyos y votantes. El estado de ánimo social está creciendo a favor de la oposición, a dos meses de las elecciones.

POR RICARDO PASCOE PIERCE
RICARDOPASCOE@HOTMAIL.COM
@RPASCOEP

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