JERUSALÉN. Días atrás, al señalar el pueblo judío –lo cual incluye por cierto a la población judía de Israel– el Día Recordatorio del holocausto perpetrado por los nazis, fue el comienzo de los así llamados Días nacionales. El segundo capítulo es el Día Recordatorio de los Caídos en combate y atentados terroristas –que se conmemora este miércoles– y finalmente, el día más alegre del calendario israelí: Iom Haatzmaut, el Día de la Independencia, el jueves. Son 73 los años de independencia y numerosos los logros. También son varias las asignaturas pendientes aún por resolver.
Mucha gente se sorprende al enterarse de esa inmediatez entre el día recordatorio y las celebraciones de la independencia. Pero es intencional, para destacar el precio que se ha tenido que pagar para vivir en libertad. Un precio que se podría haber evitado, y que no habria cobrado víctimas tampoco del lado arabe, si cuando se declaró la independencia de Estado el 14 de mayo de 1948, el mundo árabe hubiese optado por acercarse y desarrollarse juntos, en lugar de preferir salir a la guerra para impedir el nacimiento del Estado judío.
Meses antes, la ONU había recomendado la partición de la Palestina del Mandato Británico en un Estado judío y un Estado árabe. Los judíos aceptaron la fórmula. Los árabes la rechazaron. Si la actitud hubiese sido otra, no habría refugiados palestinos, no habría habido sufrimiento de ninguna de las partes, y esos dos Estados estarían celebrando hoy su aniversario, juntos.
Israel recuerda hoy a 23,928 combatientes caídos en el marco de la lucha por la independencia, ya desde antes de la creación del Estado. Y a 4.176 víctimas de atentados terroristas, civiles que volaron por los aires en restaurantes, autobuses y discotecas, en múltiples ataques suicidas y de otro tipo.
El gran pendiente de Israel al cumplir 73 años, es el logro de la paz total con el mundo árabe. Pero se ha avanzado desde el anterior aniversario de la independencia, al firmarse en septiembre el Acuerdo de Abraham con los Emiratos Árabes Unidos, luego con Bahrein, al agregarse poco después el anuncio de relaciones diplomáticas con Marruecos y el acercamiento a Sudán. Fronteras seguras y reconocidas, es un elemento ineludible de la vida en paz. En este sentido, el principal desafío por resolver, es la solución del conflicto con los palestinos.
Mientras ha tenido que luchar y dedicar siempre enormes recursos a su defensa, Israel se ha desarrollado y en muchas cosas, ha sido un ejemplo para la humanidad.
Es muy singular que este año se pueda celebrar juntos, no en aislamientos, en festivales, eventos, alegrías, al haber mejorado de modo impactante los números de la pandemia. El 18 de enero, el día en que se registró la mayor cantidad de casos de COVID-19 confirmados en 24 horas, eran más de 10.000. Ayer fueron 217, y el día anterior, poco más de 130. Un gran logro, debido principalmente al éxito en la vacunación.
La vacuna usada, no fue desarrollada por Israel, pero se la adquirió con rapidez, y se la pudo inocular debidamente, gracias al gran sistema de atención médica que impera en el país.
Son varios los desafíos y no son pocas las cosas por corregir. Pero el israelí promedio tiene una justificada sensación de orgullo por su país, un país que en medio de la adversidad, ha salido adelante, siempre empujando por vivir.
En la víspera de la independencia, la población de Israel asciende a 9.327.000 habitantes. De ellos, el 73.8% son judíos-el único Estado judío del mundo-, el 21.1% son árabes, la mayoría de ellos musulmanes, y un 3% son otros, principalmente cristianos. Todos, ciudadanos de Israel, que votan en las elecciones y pueden ser electos al Parlamento.
Años atrás, en una entrevista en Jerusalén,el escritor argentino Marcos Aguinis , tras analizar las singularidades de Israel, resumió: “No tengo dudas. Israel es imperfecto, pero ejemplar”.
POR JANA BERIS
PERIODISTA
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