COLUMNA INVITADA

Autocrítica Radical

El estado de alerta tan urgente ha permanecido entre las feministas, entre las investigadoras y las funcionarias de larga carrera en el estudio y tipificación del feminicidio

OPINIÓN

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Paulina Sentíes / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En vísperas del 8 de marzo de 2020, como otros años, recorrió en el país la convocatoria para hacer un paro de nuestras actividades de trabajo remunerado y no remunerado (como el trabajo de cuidados y el doméstico), con la intención de expresar que nuestra presencia, nuestro trabajo y nuestras vidas importan. Si bien hubo maneras de resignificar ese día con propuestas creativas, no deja de ser profundamente triste que nuestro valor como personas tenga que ser contrastado con el valor de nuestra “producción”. ¿A esto se reduce nuestra cultura laboral?

Antes de que los contagios y las muertes por COVID-19 acapararan nuestra atención, en México ya estábamos viviendo una epidemia. Ya somos varias generaciones de mujeres contemplando, temiendo, sufriendo, denunciando y estudiando los asesinatos de compañeras en condiciones de suma violencia, que ascendieron a diez muertes diarias en 2020, según reportes del INEGI. Diez feminicidios diarios y no se ha declarado una situación de emergencia nacional. Esto, ante la evidencia brutal, nos coloca cínicamente del lado del problema.

Con la intención de actuar del lado de las soluciones, en algunos espacios laborales nos abrazamos a la teoría feminista, la acción colectiva y la perspectiva de género para dejar de justificar y trabajar por desarticular las formas de violencia interiorizadas e institucionalizadas. El estado de alerta tan urgente ha permanecido entre las feministas, entre las investigadoras y las funcionarias de larga carrera en el estudio y tipificación del feminicidio; entre las que un día fueron sorprendidas con la noticia de una desaparición o una muerte, en tales condiciones de crueldad, que les cambió la vida para siempre.

En los años anteriores a la pandemia, denuncias claras y sonoras habían tomado forma, movimientos de familiares que buscan a sus hijas, hermanas y mamás; las denuncias con hashtags, los rayones en los monumentos, los destrozos en la vía pública y las manifestaciones feministas cada “día internacional” en el que buscamos hacer conciencia sobre las violencias machistas. Luego llegó el incremento de las agresiones en el confinamiento por la pandemia de COVID-19 y llegamos a otro punto de quiebre en materia de violencia de género. Como dijo la doctora Margarita Dalton el pasado 3 de marzo, en el conversatorio “Equidad de género, feminismo y pandemia”, organizado por el Consulado General de México en El Paso y la Universidad de Texas, en El Paso, “ya nada puede ser igual que antes, ni igual que antes de la pandemia ni igual que antes del feminismo”.

Con ese espíritu, retomamos las herramientas que han inventado las feministas para cambiar completamente la mirada, la práctica y así buscar enfrentar la violencia de género en el espacio laboral desde sus primeras y más discretas manifestaciones. En medio de un ejercicio colaborativo, la Red de Enlaces de Género de la Secretaría de Relaciones Exteriores elaboró en diciembre de 2020 el manifiesto “Conmigo termina la violencia”, que daremos a conocer en el marco de la conmemoración del 8 de marzo de este año. El manifiesto consiste en cinco prácticas clave para reducir la violencia en nuestro espacio laboral, apelando a la autocrítica y responsabilidad de las y los funcionarios que trabajan en esta dependencia.

Las voces de las mujeres se han hecho escuchar en días recientes reclamando la ruptura del pacto patriarcal. Por medio de las acciones en el manifiesto, desde este espacio nos unimos a la denuncia y al exhorto de romper con todos los silencios, las conveniencias, los gestos, las estructuras y las lógicas con las que normalizamos cada expresión de dominio, cosificación y permanencia de la violencia contra las mujeres, dentro y fuera de la oficina. En nuestras comunidades sociales, laborales y familiares, “ya nada puede ser igual que antes”.

PAULINA SENTÍES MARTÍNEZ-PARENTE
DIRECTORA DEL ÁREA DE POLÍTICA DE IGUALDAD DE GÉNERO
SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES
@PAULINA_SENTIES

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