Es cierto que el auditor superior de la Federación, David Colmenares, se equivocó en la forma y el fondo al dar a conocer los resultados de la revisión a la Cuenta Pública 2019, pero también es verdad que el presidente López Obrador, varios secretarios de Estado y legisladores de Morena, sobre todo, violentaron las normas y actuaron fuera de lugar.
El auditor y su equipo cometieron errores de metodología, procedimiento y publicación, pero eso no era motivo para hacerlo objeto de una embestida monumental, sometiéndolo al escarnio público y al desprestigio, junto con el órgano encargado de vigilar el gasto del presupuesto federal.
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Si hay alguien que sabe de eso es Arturo González de Aragón, quien ocupó el puesto de auditor superior, entre 2002 y 2009, una voz sensata entre toda la vorágine de opiniones que surgió, a favor y en contra de esta controversia.
Desde su perspectiva, todo estuvo fuera de lugar porque nadie podía ni debía pronunciarse por anticipado a los
resultados, cuando ni siquiera han pasado los 30 días que, por ley, tienen los actores involucrados para pedir alguna aclaración.
Ahí hubo una flagrante violación a la norma, pero todo se complicó cuando secretarios de Estado, junto con el Presidente de la República, salieron a cuestionar los resultados, provocando un linchamiento indebido e ilegal, que no es adecuado para la Auditoría Superior.
Por lo que toca a Colmenares, González de Aragón observa una equivocación: por haber reconocido un error y claudicar de inmediato. No era el momento, tuvo que esperar el plazo de 30 días y no claudicar en menos de 24 horas.
Ahora bien, si es o no el mejor momento para que el auditor renuncie o sea removido por la Cámara de Diputados, considera que eso es totalmente inoportuno.
Lo que tienen que hacer los legisladores, dijo, es esperar el plazo para conocer qué pasó con aquello que tienen que aclarar las entidades fiscalizadas.
Con base en lo que dice este hombre de experiencia, antes de eso, todo lo que se diga y haga, será pura politiquería, de lo mismo que acusó al primer mandatario a sus adversarios políticos tras conocer las “fallas” y las críticas que recibió su gobierno por el manejo del Presupuesto 2019.
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En su intención de ser candidato a diputado federal, Enrique de la Rosa Luna Parra se sigue manifestando como un rudo golpeador político. Bajo la protección de Martí Batres y a través de su testaferro, Mario Cedeño, actúa como cacique de los vecinos de la Condesa.
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Me dicen que, contrario a lo que se ha publicado en este espacio, el alcalde de Mérida, Renán Barrera Concha, cuenta con todo el apoyo del PAN y el gobernador de la entidad, Mauricio Vila, en su intento por lograr la reelección. Y el rival a vencer es el priista Jorge Carlos Ramírez Marín.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “El auditor mantiene cerrada la boca y bien abiertos los oídos”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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