COLUMNA INVITADA

Deseos de año nuevo

Que los no vacunados se vacunen, que los vacunados no enfermen grave mente

OPINIÓN

·
Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Que los no vacunados se vacunen, que los vacunados no enfermen grave mente.

Que Omicron no se ensañe y con su aparente levedad nos otorgue la inmunidad del rebaño.

Que los vuelos domésticos requieran prueba de vacunación, que se usen tapabocas en lugares cerrados

Que podamos abrazar a los que más queremos. Que COVID vuelto endemismo nos haga más sabios.

Que no haya mañanera. Que no haya mañaneras.

Que la violencia a sistémica de México producto de la inequidad y la pobreza pueda al fin contenerse.

Que la Suprema Corte defienda al INE y que los científicos no sean perseguidos como criminales.

Que el derecho al voto sea un derecho humano y en Estados Unidos los Republicanos no sigan destruyendo la democracia.

Que se trabaje para vivir y no se viva para trabajar. Que la remuneración sea digna y permita el placer y el ocio.

Que los medios de comunicación sirvan a la gente y no a los dueños, los poderosos y los políticos.

Que las noticias falsas sean entendidas como tales y no creamos en teorías conspiración instas.

Que el racismo, la discriminación y la intolerancia sean cosa del pasado y podamos vivir felices todas las patrias.

Que creamos en la verdad y la defendamos, en nuestras ideas y sueños y luchemos para hacerlos realidad.

Que la división de poderes permita el respeto irrestricto de las instituciones democráticas.

Que, en aquellos países presas de dictadoras, como Nicaragua Los Sátrapas paguen sus crímenes y salgan de la cárcel los presos políticos.

Que en países como Chile se respete la elección democrática y veamos crecer la esperanza de una izquierda joven y no dogmática.

Que realmente volvamos a tener contacto con seres humanos, no con la tecnología, las redes, el mundo virtual.

Que salgamos de nuevo a la naturaleza, abrazando las estaciones; el frío, el calor, el renacimiento y la decadencia otoñal. Que largas caminatas nos devuelvan la tranquilidad.

Que hagamos algo, en serio, por el planeta. No hay justicia climática sin justicia social.

Que hagamos algo, en serio, por la democracia. No hay democracia electoral sin democracia social.

te puede interesar: Vivir en esta nueva normalidad

Que hagamos algo, en serio, por el respeto a los derechos humanos, a la diversidad, a la disidencia, la crítica, e incluso el franco rechazo a las ideas que no nos satisfacen.

Que hagamos algo, en serio, por el vecino, por la persona de junto, por el prójimo del que quizá incluso después de haber vivido en el mismo edificio por año no sabemos el nombre.

Que los políticos escuchen a la gente. Que los políticos escuchen a la gente

Que no haya más mañaneras. Que no haya más mañaneras.

Que festejemos con quienes queremos, que brindemos con los imprescindibles, que nos deseemos el mejor año que viene con quienes realmente importa.

Que los órganos ciudadanos, las comisiones autónomas, el IFAI, la CNDH, sean plenamente autónomos y velen por los ciudadanos, no por el gobierno

Que el CIDE, la UDLA y el la ciencia y la educación superior recuperen la autonomía y vuelvan a servir a la nación.

Que el arte y la cultura estén en el centro de la política pública. Repito: que el arte y la cultura se hallen en el centro de la política pública.

Que no haya corrupción, ni impunidad, ni jueces  ni ministerios públicos, ni policías, ni periodista que vivan del cuchupo, la mordida, el moche.

Que los constructores construyan. Los comerciantes vendan, los creadores creen y los escritores escriban, que el mundo del “como sí” no tenga cabida en nuestro tiempo.

Que el presente se alimente del pasado y piense en el futuro, que no sea un presente ciego e idiota.

Que el presente se alimente de la literatura, el más sabio repositorio de experiencias humanas, de realidad a flor de piel.

Que tengamos tiempo y salud para gozar las pocas cosas que valen la pena: una conversación con un amigo, un gran libro, escuchar la música que amamos, un beso (robado o concedido).

Que tengamos paciencia para aceptar que somos una generación sometida por la enfermedad global (la pandemia del COVID-19 y sus variantes) y que tenemos que superar el trauma del encierro, los años perdidos, el desencuentro de lo esperado con la incertidumbre.

Que el próximo año, queridas lectoras, queridos lectores, nos sea próspero, grato, lleno de deseos satisfechos.   

POR PEDRO ÁNGEL PALOU

COLABORADOR

@PEDROPALOU

SIGUE LEYENDO

En tierra de nadie

Sin las cosas

MAAZ