ALHAJERO

2021, sucesión precipitada

Precipitar la sucesión presidencial tiene como origen primordial la derrota de Morena en la Ciudad de México, su bastión histórico

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tercer año de gobierno, tercero.

Ni bien había concluido 2021 y el propio Presidente de República desató –inesperadamente– los demonios de la sucesión presidencial.

Extraño que el propio Andrés Manuel López Obrador echara a andar tan temprano lo que sus antecesores buscaron retardar lo más posible. Pero su olfato político algo le habrá indicado.

El golpe inesperado a sus dos precandidatos punteros –Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum– por la tragedia en la Línea 12 del Metro y los resultados de la elección intermedia, jugaron un papel central en precipitar el juego sucesorio.

Y valga aquí el matiz: sólo el juego sucesorio, porque el tabasqueño retiene aún todo el poder.

AMLO quita y pone en el gabinete. Mueve sus piezas. Él mismo hace las veces de destapador. Menciona a las corcholatas a las que les ve madera para convertirse en candidatos presidenciales. Claudia Sheinbaum encabeza su lista (para nadie es un secreto que es su favorita para sucederlo en la silla presidencial). Marcelo Ebrard aparece segundo, por si acaso. De relleno agrega a Esteban Moctezuma, Juan Ramón de la Fuente, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier.

Un nombre se le queda atorado: Ricardo Monreal. No es olvido. Es rechazo. Se niega a mencionarlo en distintas ocasiones. Pero el zacatecano, a golpes de audacia política, se enlista en la baraja.

De las tierras tabasqueñas se incorpora un caballo negro: Adán Augusto López. Es el nuevo secretario de Gobernación. Entra al juego a tambor batiente, con múltiples tareas. La lista está completa (aunque algunos sean de paja y los dos últimos de facto).

Pero lo inesperado de esta historia fue el hecho de que el propio López Obrador precipitara la sucesión. Sorprendió a sus propios jugadores y agarró desprevenida la oposición (todavía no apuntalan a posibles candidatos).

El origen de la decisión de precipitar la sucesión presidencial, decíamos, estuvo, sobre todo, en la pérdida del bastión histórico de la izquierda y del obradorismo mismo.

La caída de la mitad de la capital a manos del PAN y el PRI –lo refieren sus propios colaboradores–, desquició a Andrés Manuel.

Su ira lo llevó a desterrar de Palacio a su monje negro, padre de los programas sociales, Gabriel García; a congelar a Monreal, su líder en el Senado; a pasar por encima de Claudia Sheinbaum y a poner a Martí Batres a operar en la CDMX, y a reavivar a las huestes morenistas capitalinas.

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GEMAS: Obsequio del politólogo Agustín Basave: “AMLO ya no controla por completo a su propia gente. El proceso sucesorio que él mismo detonó le resta margen de maniobra. Un botón de muestra es el pleito entre el fiscal general y el exjefe de la UIF, cuyos campos de batalla son los dos periódicos más odiados por AMLO. Es más, todo indica que, tras las bambalinas de la 4T, se escenifica una carnicería”.

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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