COLUMNA INVITADA

Los importantes del Presidente

La importancia de la pobreza y sus repercusiones en los discursos, las políticas y los programas gubernamentales han contribuido a generar numerosos estudios a escala latinoamericana

OPINIÓN

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Luis David Fernández Araya / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En América Latina la pobreza es un tema central tanto en la agenda social como en la agenda política. Esto obedece no sólo a sus enormes dimensiones en términos demográficos, sino a la carga de temores sociales e ilegitimidad política que su mera existencia plantea al Estado. Esto ha provocado que el tema se ubique en el centro de la visión social tanto del Estado como de instituciones financieras internacionales.

La importancia de la pobreza y sus repercusiones en los discursos, las políticas y los programas gubernamentales han contribuido a generar numerosos estudios a escala latinoamericana. Las publicaciones sobre esta temática se han desplegado durante las últimas tres décadas y han producido un verdadero campo de batalla que se despliega en tres terrenos: el de los discursos que compiten por ganar una posición hegemónica dentro del escenario académico; el de las teorías y conceptos que los investigadores eligen o proponen para realizar estudios empíricos, y el de la toma de decisiones por parte de funcionarios de agencias internacionales o estatales dedicados a diseñar, llevar a cabo o evaluar políticas sociales.

En este contexto, el propósito de este trabajo es reflexionar sobre las prácticas científicas de las comunidades académicas que abordan este tema en América Latina, utilizando cuatro categorías que son sensibles a esta clase de conflictividad, a saber: imaginario, discurso, paradigma y campo simbólico.

En la primera sección de este trabajo presentaré estos conceptos; en la segunda los usaré para establecer los ejes paradigmáticos que cruzan y organizan el campo de los estudios sobre pobreza en América Latina, y en la tercera intentaré dibujar el "mapa de la batalla" de este campo en tres momentos distintos: la fase de la industrialización vía sustitución de importaciones (ISI), su reemplazo por un modelo orientado a las exportaciones (OE) y la del momento actual donde se ha iniciado una crítica a los procesos de ajuste.

El concepto de "imaginarios" se refiere a una especie de "magma" de elementos simbólicos empleados en la vida cotidiana por los actores sociales o los individuos para determinar qué es real, qué tiene o carece de sentido, y para interpretar, valorar o actuar frente a la problemática planteada por algún tema en particular. Los imaginarios son dispersos, desordenados y no cuentan con fronteras claras.

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Por lo contrario, los discursos sobre algún tópico constituyen esquemas de pensamiento o de clasificación relativamente estructurados y jerarquizados, que delimitan fronteras entre lo que se considera posible e imposible, pensable e impensable, prohibido y deseable en cada época y contexto social. La producción social del discurso está controlada por una serie de procedimientos, los cuales introducen el asunto del poder como un elemento fundamental. Se trata de un orden simbólico que permite a todos los miembros de una comunidad o grupo que fueron socializados bajo su autoridad, hablar y obrar juntos.

Los discursos se encuentran inscritos en marcos espacio–temporales que cristalizan normas y valores y que suponen el manejo, por parte de quienes los elaboran o emplean, de competencias cognitivas y culturales determinadas por su lugar social específico; por ello definen las reglas para generar enunciados con pretensiones de validez o legitimidad.
Esta perspectiva es muy cercana a la definida por Pierre Bourdieu (1995), quien afirmaba que las prácticas intelectuales se organizan en una esfera simbólica denominada "campo intelectual", en el cual al igual que en otros campos, se concretan posiciones no sólo relacionadas con tradiciones intelectuales, sino ancladas en ciertas formas de poder o capital simbólico, disponibles para ser leídas e interiorizadas por los agentes.

Sin embargo, en el campo académico no es adecuado emplear directamente el concepto de discurso como eje para analizar las prácticas intelectuales de una comunidad, pues como lo estableció Thomas Kuhn (1971), dichas prácticas cristalizan en paradigmas que se encuentran mucho más formalizados que los discursos. No obstante, es indispensable mostrar que estos últimos influyen en la constitución de los paradigmas.

Desde mi propia perspectiva, los paradigmas científicos pueden conceptualizarse como imágenes básicas compartidas no sólo por comunidades de científicos sociales, sino por agentes de instituciones sociales y por élites tecnocráticas nacionales o internacionales. Dichos paradigmas definen cuáles asuntos sociales deben abordarse, cuáles preguntas requieren de una respuesta, cuáles teorías y metodologías deben emplearse para responderlas, al igual que cuáles deben ser los parámetros para la toma de decisiones y para el diseño y aplicación de políticas o programas. Desde este punto de vista, los paradigmas son los ejes que articulan los diversos "campos" del trabajo social.

POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
ECONOMISTA
@DRLUISDAVIDFER

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