CAMPUS

Feliz, feliz, feliz

Los estadounidenses han estado históricamente obsesionados con la felicidad y cómo obtenerla; en darle sentido a la vida

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los estadounidenses han estado históricamente obsesionados con la felicidad y cómo obtenerla; en darle sentido a la vida y generar las condiciones necesarias para que quienes  integran su politeia tengan una existencia que valga la pena. En su declaración de independencia establecen como eje del contrato social -su mito fundacional y fundamento del Leviatán americano- el proteger y fomentar “tres derechos inalienables: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”

Esta obcecación por alcanzar la felicidad ha generado una industria millonaria. Los ashrams de yoga y meditación se han vuelto una opción más atractiva que la hora feliz en algún bar, y cada vez es una práctica más común que se escriban diarios en los que se recuerden las bendiciones por las que las personas deben estar agradecidas. La búsqueda de la excelencia ya no se limita al ámbito profesional o social, ahora también hay que ser felices, como cualquier militante morenista.

La visión de Jefferson -160 años después- se cristalizó en una investigación que la Universidad de Harvard ha realizado durante los últimos 85 años. El estudio longitudinal sigue la pista a graduados de Harvard entre 1942 y 1944, así como a 450 jóvenes de clases populares que crecieron en la ciudad de Boston por las mismas fechas.

Quienes fueron sujetos de estudio (hombres estadounidenses) han sido evaluados hasta fechas recientes. Los objetivos iniciales de este esfuerzo eran identificar variables que pudieran predecir un envejecimiento saludable. Sin embargo, los resultados que se obtuvieron sirvieron de proxy para elucidar los factores que inciden en la construcción de una vida feliz.

Algunas conclusiones son muy interesantes. Por ejemplo, el éxito financiero se debe a la calidad y profundidad de las relaciones afectivas e interpersonales, no a la inteligencia; la cercanía y la buena relación con las progenitoras importa y su incidencia se prolonga hasta la edad adulta; la orientación política se correlaciona con actividad sexual, siendo los liberales adultos mayores quienes tienen sexo con mayor frecuencia, y finalmente descubrieron que el alcoholismo es una enfermedad con un gran poder destructivo.

De acuerdo con el World Happiness Report del 2021, Finlandia y Dinamarca encabezan la lista de las naciones más felices y México cayó del lugar 23 en el 2018 al 46 en el último reporte. Según este ranking, las variables independientes que explican la felicidad son el producto interno bruto per capita, el “apoyo social”, la expectativa de vida saludable, la libertad social, la generosidad y la ausencia de corrupción. No llama la atención que hayamos descendido 23 escaños en solo dos años. El PIB per cápita ha disminuido de 9,946 dólares en 2018 a 8,346 dólares en el 2020.

La inflación en noviembre superó el 7% en noviembre, la mayor cifra en 20 años. Después de medio sexenio del obradorismo hay 10 millones de mexicanos más engrosando las filas de la pobreza extrema; el corte de caja ha registrado más de 100 mil homicidios convirtiendo la administración del presidente López Obrador en la más violenta en la historia de México. La pandemia ha contribuido a consolidar a esta administración como el sexenio de la muerte con más de 600  mil decesos en exceso.

La merma en la capacidad adquisitiva de los individuos seguramente tendrá un efecto en la  orientación del voto. Y se abre una oportunidad para la oposición, que puede capitalizar el fracaso del presidente para avanzar hacia la felicidad de las y los mexicanos.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY
POLITÓLOGO
@AECHEGARAY1

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