No hay discusión más importante para el futuro de la humanidad que la que se lleva a cabo en la 26ª Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU(COP26), en la ciudad de Glasgow, Reino Unido. La temperatura promedio del planeta aumenta y el clima se vuelve más inestable, lo que obligará a millones de personas a emigrar, mientras cada vez más especies se extinguen.
El cambio climático deriva del crecimiento económico, requerido para satisfacer demandas de una población creciente, basado en la energía generada por combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), los cuales emiten gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono y metano (también producido por la cría de ganado), atrapando calor en la atmósfera. La deforestación evita la captura natural de GEI al igual que la contaminación de los océanos.
Para evitar una catástrofe climática urge evitar, conforme al Acuerdo de París, que la temperatura aumente en más de 1.5 °C hacia finales del siglo XXI, por lo que se requiere neutralizar las emisiones de GEI hacia 2050. Un reporte indica que al paso actual la temperatura crecerá 2.7°C terminando el siglo. Quienes más han arrojado GEI en la atmósfera a través del tiempo son EU y Europa, se desarrollaron primero. China es hoy el país que más emite CO2 cada año, seguido de EU, India y Rusia. Muchas naciones se resisten a reducir sus emisiones porque se afectarían sus intereses. China no quiere dejar de convertirse en la mayor potencia del planeta, mientras que Rusia no está dispuesta a renunciar a los ingresos del gas y el petróleo para mantener su poderío militar. Renunciar al crecimiento es inaceptable para India y para el mundo en desarrollo, sacrificando ingresos y empleo.
Los países que se desarrollaron primero deberían compensar a los más atrasados, que no lo podrían hacerlo más contaminando la atmósfera, por lo que es correcto que estos exijan transferencias tecnológicas y financiamiento para transitar hacia energías limpias y adaptarse a nuevas condiciones climáticas.
Una opción superior que la de emitir permisos de emisión para comercializarlos, pero que enfrenta resistencias, es el impuesto al consumo de carbono, lo que haría que los mercados funcionaran de manera más eficiente, incentivando el cambio hacia el uso de energías renovables (eólica, solar y térmica). La atómica, aunque no emite GEI, es altamente controvertida.
La humanidad está en una encrucijada que aún podría resolver transitando hacia una economía sustentable con mejor gobernanza, tomando medidas pertinentes y reduciendo tensiones geopolíticas. Los tiempos apremian para evitar que el mundo se vuelva una especie de Titanic donde la catástrofe se vuelva inevitable.
POR GERARDO TRASLOSHEROS
JENKINS GRADUATE SCHOOL, PECC MÉXICO Y COMEXI
@GTRASLOSHEROS
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