Columna invitada

Urge reformar los sistemas alimentarios

Creada al final de la Segunda Guerra Mundial, Las Naciones Unidas son una organización que busca acordar soluciones a los desafíos que enfrenta una comunidad internacional conformada por 193 estados soberanos

Urge reformar los sistemas alimentarios
Miguel Ruíz-Cabañas Izquierdo / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Creada al final de la Segunda Guerra Mundial, Las Naciones Unidas son una organización que busca acordar soluciones a los desafíos que enfrenta una comunidad internacional conformada por 193 estados soberanos. Tiene posibilidades, y también enormes limitaciones. Pero las Naciones Unidas no existen para llevar a la humanidad al cielo, sino para evitar que caiga en el infierno, como alguna vez afirmó Dag Hammarskjold, Secretario General de la Organización entre 1953 y 1961.

Para cumplir sus funciones, las Naciones Unidas organizan reuniones, conferencias y asambleas entre sus estados miembros. En algunas de las conferencias más memorables de los últimos años, como en la Asamblea General de 2015, o en la Conferencia de París de diciembre de ese mismo año, se alcanzaron acuerdos globales significativos para tratar de enfrentar el cambio climático, o impulsar el desarrollo sostenible, por medio de la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Lamentablemente, los últimos seis años no han sido los mejores para la cooperación internacional. El multilateralismo entró en una crisis seria como resultado de los nacionalismos excluyentes, la competencia económica y tecnológica, y la confrontación estratégica. La situación empeoró aún más en 2020, por efecto de la pandemia y la crisis económica global que produjo.

Pero el mundo no puede sobrevivir sin un nivel mínimo de cooperación internacional. Por eso es una muy buena noticia que la ONU decidiera celebrar, el pasado 23 de septiembre, una “Cumbre” virtual dedicada a promover la reforma de los sistemas alimentarios, porque la forma en que los países cultivan la tierra, o producen, distribuyen y consumen alimentos, es determinante para abatir la pobreza, mejorar la salud, la educación, la igualdad de género, el uso sostenible del agua, y la protección de los ecosistemas terrestre y marítimo.

La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios fue una Cumbre dedicada a visibilizar las estrategias que han demostrado ser exitosas, en diversas partes del mundo, para reformar los sistemas alimentarios de manera que aseguren una alimentación adecuada para todos los seres humanos, y al mismo tiempo protejan al planeta.

La realidad es que los sistemas alimentarios, en la mayoría de los países, no son sostenibles y deben ser reformados. Como explicó el Dr. Julio Berdegué, Representante de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) para América Latina y el Caribe, en una reciente conferencia en el Tecnológico de Monterrey, en muchos países los sistemas alimentarios son frágiles y no garantizan el derecho humano a una alimentación adecuada a toda su población. Pero son determinantes para asegurar el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus 169 metas.

La FAO calcula que casi la mitad de la población mundial -tres mil millones de personas- no pueden pagar una dieta saludable. Además del hambre, que en 2020 aumentó en 20 por ciento en el mundo por efecto de la pandemia, y en este momento afecta a más de 800 millones de personas, la malnutrición está muy extendida. De acuerdo con David Beasley, Director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, “dieciséis millones de personas han muerto de hambre desde que llegó el Covid.

Eso significa alrededor de mil personas cada hora”. Sin duda, una de las más grandes tragedias humanitarias de nuestra época que, sin embargo, no atrae suficiente atención mundial.

El otro lado de la moneda es que, a nivel global, los sistemas alimentarios producen un tercio de las emisiones de gases de efecto de invernadero (aunque en América Latina alcanzan el 58 por ciento), consumen el setenta por ciento del agua dulce del planeta, y son los causantes del 80 por ciento de la pérdida de la biodiversidad. Los países tienen que reformar sus sistemas alimentarios antes de que sea imposible garantizar la producción suficiente y sostenible de alimentos.

Sin esa reforma, será imposible erradicar el hambre y la pobreza extrema, mejorar la salud, la educación, la igualdad de género, el acceso al agua potable y a la energía no contaminante. La reforma de los sistemas alimentarios puede servir, a través de la inversión, la innovación y nuevas tecnologías, para la creación de millones de empleos productivos, la reducción de las desigualdades, la protección de los ecosistemas terrestres y marítimos, y la prevención de futuros conflictos.

La Cumbre sobre Sistemas Alimentarios concluyó que la reforma de los mismos es una tarea que debe llevar a cabo cada país, a través de su propia estrategia (hoja de ruta) de acuerdo a sus propias circunstancias nacionales, pero en la que se aseguren cinco elementos: nutrición saludable de todas las personas; el impulso a soluciones basadas en la naturaleza; aseguramiento a los pequeños productores de medios de vida equitativos, trabajo decente y el empoderamiento de sus comunidades; el fortalecimiento de la resiliencia de las poblaciones frente a vulnerabilidades climáticas, caídas repentinas y condiciones de estrés; y la implementación acelerada de su estrategia.

En México enfrentamos, desde hace muchos años, una situación crítica en materia de inseguridad alimentaria. Según el CONEVAL, en 2020 el 22,5 por ciento de la población, alrededor de 28.6 millones de personas, sufrían de “carencia por acceso a una alimentación nutritiva y de calidad”. Además, entre 2018 y 2020, la pobreza extrema se incrementó, principalmente por la pandemia, en dos millones de personas, pasando de 8.7 a 10.8 millones de compatriotas.

Claramente, nuestro sistema alimentario no está funcionando para beneficio de toda la población, y millones de mexicanos, que habitan principalmente en zonas marginadas en las ciudades, o en las áreas rurales, permanecen en la pobreza sin acceso a una alimentación adecuada.

Para hacer frente a esta situación, el gobierno federal anunció en la Cumbre mencionada su propia Hoja de Ruta, que incluye una propuesta de “Ley General del Derecho a la Alimentación Adecuada”, que se anuncia será presentada este mes a la consideración del Congreso, y una “Estrategia Nacional para una Alimentación saludable, justa y sostenible”, que también, se anuncia, está en proceso de publicación.

Cuando ambas se conozcan, podremos evaluar si México estará a la altura del enorme reto que enfrenta, y contribuirá o no a la solución de un desafío global.

POR MIGUEL RUÍZ CABAÑAS IZQUIERDO

PROFESOR Y DIRECTOR DE LA INICIATIVA SOBRE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL TEC
DE MONTERREY

@MIGUELRCABANAS

MIGUEL.RUIZCABANAS@TEC.MX

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