LA ENCERRONA

Homo Videns

Aproximadamente tres mil 500 millones de personas alrededor del mundo (casi la mitad de la población) sufrimos esta desconexión durante poco más de seis horas

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

“La pantalla no es sólo instrumento de comunicación; es también, a la vez, paideía, un instrumento ‘antropogénico’, un medium que genera un nuevo ánthropos, un nuevo tipo de ser humano”.

Giovanni Sartori.

Entrar a Facebook y descubrir que no hay actualizaciones en el timeline. Saltar a Instagram y ver que no se mueve nada, no hay fotos ni historias nuevas. Cerrar. Abrir Whatsapp y nada, sin notificaciones, sin confirmaciones de citas y reuniones, intentar escribirnos con alguien y ver ese molesto relojito en lugar de palomitas azules, nada. Desactivar el wireless para usar los datos propios. Desconectar el módem, esperar 10 segundos, volverlo a conectar, nada. Reiniciar nuestros teléfonos y volver a empezar. Seguía el reloj en los mensajes y las mismas fotos. Está bien, respirar. Pasamos a Twitter para revisar y comprobar lo ya sospechado: ¡se cayeron las redes sociales!

Esta caída ocurrida en la multinacional Facebook —dueña de Instagram y Whatsapp— le produjo a su dueño, Mark Zuckerberg, una pérdida de casi 5% en sus acciones, lo que significa siete mil millones de dólares. Y, quizá lo más difícil, los directivos de Facebook tuvieron que dar las explicaciones vía Twitter: “esta interrupción del tráfico de la red tuvo un efecto en cascada en la forma en que se comunican nuestros centros de datos, lo que paralizó nuestros servicios”. Con esto aproximadamente tres mil 500 millones de personas alrededor del mundo (casi la mitad de la población) sufrimos esta “desconexión” durante poco más de seis horas. 

Según expertos, esta caída de Facebook, la red social más grande del mundo, no sólo se explica por problemas técnicos en su enrutador troncal, sino tiene que ver con un problema mucho más profundo, quizá del tamaño de la crisis del Cambridge Analytics, pues Frances Haugen, quien trabajó para para Facebook, salió a la luz en el famoso programa “60 minutos” de la CBS, después de filtrar información en The Wall Street Journal acerca de la falta de ética con la que se maneja esta empresa, anteponiendo los intereses económicos al bien social. Mientras escribo estas líneas, Haugen declara ante el Senado estadounidense donde expone lo dicho en los medios, lo que podría empeorar la situación de la red social.

A lo que alude Frances Haugen es que Facebook no ha hecho lo necesario para colocar los candados ante las fake news y la incitación al odio entre sus usuarios. Asimismo, fue de las voces más férreas para oponerse a la apertura de un Instagram para personas menores de 13 años, pues podría causar severos trastornos en su salud mental. Coincido en esta parte con los señalamientos de Haugen. Como muestra, ayer fuimos testigos de los vastos reportes de crisis de ansiedad entre los usuarios más jóvenes, puesto que mediante estos canales de comunicación realizan casi todas sus interacciones sociales y, al no tenerlos, entraron en depresión; el ataque al Capitolio en Estados Unidos, también se le atribuyó al uso indebido de estas dos redes sociales.

Sin embargo, debemos tener claridad: no hay marcha atrás en el uso de las redes sociales digitales. Nos hemos convertido en un Homo Videns, hoy nuestro mundo es inconcebible sin estos vasos comunicantes, ni sus artilugios como los stickers o memes. Las RRSS generan la instrumentación de la comunicación actual, ya sea en el ámbito laboral y social, público y privado. Las redes nos permiten acceder a la información, a la interacción...a la inmediatez. Lo que sucede en redes significa la realidad del tiempo que nos tocó vivir.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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