DIPLONOTAS

Turquía: no se metan

Erdogan exigió a su ministro de Exteriores que declarara persona non grata a 10 embajadores

OPINIÓN

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Beata Wojna / Diplonotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No se metan aquí. Así de fuerte sonó el mensaje desde Turquía después de que el presidente Recep Tayyip Erdogan exigió a su ministro de Relaciones Exteriores que declarara persona non grata a 10 embajadores, en un refrendo más de que en la actualidad la democracia en el mundo mantiene un punto de vulnerabilidad frente a regímenes autoritarios que prefieren mantenerse cerrados y sin el escrutinio internacional sobre la salud de sus procesos internos.

Dicha declaratoria contra los diplomáticos de Alemania, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos y Suecia, constituye el punto más álgido de la relación entre Turquía y Occidente. Se trata también de un riesgo serio para la cohesión de la Alianza Atlántica, de la que Turquía es parte fundamental.

La reacción de Turquía frente a estos países llega después de una carta en la que sus representantes habían solicitado la liberación del empresario Osman Kavala, acusado por el gobierno de Ankara de azuzar manifestaciones prodemocráticas. Kavala acumula cuatro años en prisión sin juicio y, tras cada apelación, el gobierno de Erdogan ha encontrado los pretextos para incriminarlo de nuevo, manipulando a su antojo al Poder Judicial y abofeteando a las instituciones internacionales. Ahora, el presidente de Turquía ha hecho más que explícita su determinación de que con esa nación nadie debe inmiscuirse.

¿Quién puede equilibrar la vida política turca si internamente el poder autoritario de Erdogan se enconcha cada día más? Las lecciones de la última década nos dejan con pocas esperanzas: regímenes como el de Vladimir Putin, en Rusia; Miguel Díaz Canel, en Cuba; Xi Jinping, en China, o Nicolás Maduro, en Venezuela, han mostrado lo gravemente inmunes que son los gobiernos autoritarios, mientras mantienen al mundo entero atestiguando su desfachatez.

Y hay otros casos, como el de Polonia, donde el gobierno del partido Ley y Justicia se muestra desafiante frente a las instituciones del propio bloque de la Unión Europea, al que pertenece. Y ya ni hablemos de Hungría, de Viktor Orbán. Ambos países nos recuerdan que incluso en los espacios occidentales más maduros, las tendencias autoritarias encuentran resquicios para colarse.

En esta triste lista también se encuentra México, donde cada mañana despertamos para escuchar ataques a las instituciones democráticas y presenciar casos de uso selectivo de justicia y acusaciones contra los enemigos políticos. Ya casi nos hemos acostumbrado a los ataques contra los periodistas.

Por todo ello resulta fundamental que medios de comunicación, instituciones académicas, fundaciones y toda aquella organización propulsora de los procesos democráticos se mantengan atentos, vigilantes y activos en su crítica de la realidad. Lo peor que podría ocurrir en esta primera mitad del Siglo XXI es que la voz de los regímenes que rechazan la democracia y el escrutinio ciudadano empezara a prevalecer.

POR BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES EN EL TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@BEATAWOJNA

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