En el aspecto estrictamente preelectoral y electoral el Presidente López Obrador está moviendo sus fichas hacia el 2024; por una parte, a través del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, inició la “operación cicatriz” impulsando que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y el Senador Ricardo Monreal fumaran la pipa de la paz, aunque claro está la manzana de la discordia será sin duda el método de elección interna dentro de Morena: la selección interna directa de los militantes es la bandera que abiertamente enarbola el Senador Monreal, mientras que Claudia Sheinbaum se inclina por el oscuro método de las encuestas.
Por otra parte, el Ejecutivo Federal proyectó todos los reflectores al Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en las festividades del “Bicentenario”; así mismo acompañó a la Jefa de Gobierno en varias jornadas al interior de la Ciudad de México apuntalando la presencia de su preferida; también anunció –una vez más— su retiro absoluto en el próximo gobierno.
A su vez, se apresta a que Morena gane las elecciones el próximo año para las gubernaturas, pues de las 6 que se disputan puede ganar 5 y, con ello, conformar un bloque de Gobernadores que será importantísimo en las elecciones presidenciales.
En la acera de enfrente no se ve tan claro que haya un camino definido; no se ha presentado con claridad una agenda legislativa que promueva la unidad de los Partidos de oposición; los Presidentes de estos institutos políticos, han optado por centralizar el poder en ellos mismos, controlando sus Consejos Políticos y los Comités Directivos, con el claro propósito de que sean ellos –y sólo ellos— quienes definan las candidaturas.
Sin embargo, éste camino –que alguna vez intentó Roberto Madrazo— logra obtener la candidatura pero difícilmente ganar la elección. En tal sentido, Marko Cortés controla la sucesión interna del PAN; por su parte, Alejandro Moreno, en vez de concentrarse en fortalecer al PRI, acepta ser Presidente de la Comisión de Gobernación en la Cámara de Diputados; Jesús Zambrano mantiene el control del PRD, como lo han hecho –desde siempre— el grupo de “Los Chuchos”.
Lo primero que debe entender la oposición es una premisa inobjetable: ningún candidato, ni ningún Partido puede derrotar a Morena por sí sólo; este axioma lo deben tener claro los líderes, pues el único cemento que los une es la solidaridad de sus fuerzas para poder competir. La oposición está obligada –si quiere tener una posibilidad real— en replantear sus estrategias y, en muchos casos, sacrificar sus ambiciones personales.
Otros personajes como el Gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, así como Enrique de la Madrid o Ricardo Anaya, están proponiendo diferentes caminos hacia el poder; no obstante, tampoco solos podrán lograr su objetivo político.
En suma, las aguas procelosas de la sucesión presidencial están muy movidas, agitadas.
Desde Palacio Nacional, su habitante entiende con claridad el tema de conformar el apoyo popular a través de los instrumentos del Estado: las mañaneras y los programas sociales son la punta de lanza de su operación política y, ante esa maquinaria, ningún Partido por sí solo podrá vencer a Morena.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
MAAZ