TODOS SOMOS MÉXICO

La libertad de expresión y la paz

María Ressa, de Filipinas, y Dmitry Muratov, de Rusia, cumplieron con su oficio y con la humanidad

OPINIÓN

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Mauricio Farah / Todos Somos México / Columna InvitadaCréditos: Especial

En 1935, el Premio Nobel de la Paz se otorgó al periodista alemán Carl Von Ossietzky por dar a conocer que en su país se preparaba un programa secreto de rearme luego de la Primera Guerra Mundial. La alerta y el premio fueron oportunos, pero cuatro años después dio inicio la mayor conflagración de la historia.

Luego de 86 años, el Comité noruego otorga de nueva cuenta el galardón a profesionales del periodismo: María Ressa, de Filipinas, y Dmitry Muratov, de Rusia, “por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para la democracia y la paz duradera”.

Filipinas y Rusia se encuentran en los lugares 138 y 150, de 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, de Reporteros Sin Fronteras, lo que revela el valor y dominio que exige de los galardonados el ejercicio periodístico que realizan todos los días.

Lo sabemos en México, que se encuentra en la posición 143 de esa clasificación, y en donde hemos constatado los enormes riesgos, incluso mortales, que corren los periodistas, particularmente en localidades medianas y pequeñas, y sobre todo por la violencia de crimen organizado, aunque también existen casos de agresiones por motivos políticos.

“En un mundo en que la democracia y la libertad enfrentan crecientes condiciones adversas”, como escriben los otorgantes del premio, el trabajo de Ressa y Muratov es aún más relevante y su reconocimiento implica una llamada de atención fundamental para todos los habitantes del mundo, con independencia del país en el que vivan: sin libertad de expresión no hay paz perdurable y tampoco democracia.

Es aplicable a todo el planeta, y se logra en mayor o menor medida dependiendo del régimen y la circunstancia. En Rusia, Dmitry Muratov debe dirigir el diario independiente Novaja Gazeta, del que cinco periodistas han sido asesinados, en un país en el que el presidente, Vladimir Putin, dice que defiende la libertad de prensa si sirve a los objetivos nacionales de Rusia, y que cada artículo, cada palabra, debe ganarse el derecho a la confianza del pueblo. Y en Filipinas, donde los homicidios contra periodistas permanecen impunes, María Ressa tiene que sobrellevar 10 acusaciones por difamación y luchar cotidianamente por su libertad física y de expresión, frente al régimen de corte dictatorial de Rodrigo Duterte.

Ambos, Ressa y Muratov, seguirán con su tarea, respaldados por un premio que los visibiliza y acaso los proteja sin desaparecer del todo los riesgos que enfrentan, pero pueden sentirse satisfechos, porque si alguien obtiene un premio de periodismo es porque ha cumplido con el oficio, en tanto que si un periodista obtiene un premio mundial de paz es porque, además, ha cumplido con la humanidad.

POR MAURICIO FARAH
SECRETARIO GENERAL DE SERVICIOS ADMINISTRATIVOS DEL SENADO Y ESPECIALISTA EN DERECHOS HUMANOS
@MFARAHG

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