COLUMNA INVITADA

Morena ante sí mismo

La derecha partidaria utilizó una buena parte de su tiempo y recursos para desacreditar la consulta para enjuiciar a los expresidentes, resulta predecible que lo harán también en la consulta de revocación de mandato

OPINIÓN

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Daniel Serrano / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Era obvio que habría rispidez entre Morena y el Instituto Nacional Electoral en el tema de la consulta popular para la revocación de mandato del presidente López Obrador, la hubo en la consulta para enjuiciar a los expresidentes y no apareció otro indicio de que la relación entre ambos mejorará. El INE ha apostado a hacer pública su posición y hasta promoción de la recolección de firmas para la consulta mientras que en el partido del Presidente parece someter la promoción de la consulta a una disputa interna para controlar los aún inexistentes votos de la jornada de marzo.

¿Y esto por qué es un asunto de todas y todos? Porque una enseñanza de la capacidad estratégica que AMLO le dio a Morena en la elección fue justamente mirar más allá de sí mismo como partido político sin perder sus principios, pero también sin dejar de ser competitivo. Es cierto que los partidos políticos no forman parte formal del proceso de las consultas ciudadanas, pero es obvio que el desarrollo de estas está presente en sus agendas como una alta prioridad. La derecha partidaria utilizó una buena parte de su tiempo y recursos para desacreditar la consulta para enjuiciar a los expresidentes, resulta predecible que lo harán también en la consulta de revocación de mandato.

Sin embargo, existe un elemento distinto en la consulta de marzo, la aparición de nueva cuenta de Andrés Manuel en la boleta, así que el porcentaje de participación resulta hoy el tema más relevante. Me explico. Si bien en la consulta de agosto sólo participó el 7 por ciento de la lista nominal, el movimiento encabezado por el Presidente logró conducir la narrativa y concentrar la atención pública o mediática en el resultado de quienes votaron por el SÍ para enjuiciar a los expresidentes con un rotundo 96 por ciento. Por su parte la derecha concentró su estrategia en desacreditar la capacidad de movilización de Morena intentando generar la impresión de que el partido en el gobierno únicamente tenía capacidad para llevar a las urnas algo así como 7 millones de votos de los más de 30 conseguidos por AMLO en 2018.

La difusión de la consulta de agosto tuvo múltiples fuentes, pero es obvio que los partidos políticos fueron protagonistas y mientras la derecha hizo gala de nado sincronizado en su ataque a la consulta, en Morena hubo señalamientos de hiper concentración de información o de ser un franco obstáculo e incluso de sabotearla por disputas internas.

En la consulta de marzo Morena debería tener un resultado contundente. 37 millones y punto, cualquier otro resultado sería un fracaso para su dirección. Por eso es muy delicado que a la estrategia de difusión de la consulta se le someta a la presión de confundirla con la afiliación, no toda la ciudadanía que apoye a AMLO será militante de Morena ni todos los militantes harán un trabajo de activismo en favor de la consulta. MORENA atraviesa una definición, ser un fin en sí mismo o ser un instrumento de transformación.

POR DANIEL SERRANO
LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX

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