COLUMNA INVITADA

De superdelegados a candidatos

Morena asegura que los superdelegados del gobierno federal garantizan un mejor ejercicio de la administración

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este nuevo gobierno, denominado de la 4T, llegó con varias novedades bajo el brazo. Una de ellas fue la iniciativa del Presidente aprobada por el Congreso, en la que se crea la figura de los superdelegados, como enlace entre las secretarías de Estado y los gobiernos estatales. 

A estos se les asignaron funciones muy específicas, como la coordinación de atención ciudadana. Decían que esta figura era para buscar una simplificación administrativa, desapareciendo la estructura burocrática innecesaria. Ya que en ese momento existían dos mil 300 delegaciones, subdelegaciones y las llamadas oficinas de representación. Lo que es un hecho a dos años de administración, es que los superdelegados han sido los encargados de promover los planes y programas que ha emprendido el Presidente.

Estos superdelegados responden directamente al Coordinador General de Programas Integrales de Desarrollo, quien a su vez está bajo el mando del Ejecutivo, a través de la Oficina de la Presidencia.

Los argumentos de los defensores de los superdelegados son múltiples, uno de ellos es que con esta figura se eliminan instancias intermedias para que la gente reciba directamente sus recursos. Efectivamente, ya no serán los mismos intermediarios que antes, ahora son otros, y se llaman superdelegados, o los deberíamos llamar mejor los “superintermediarios”, quienes se han convertido en una especie de operador político del partido en el poder.

Para muestra, gran parte de los candidatos a elección popular en los próximos comicios, estuvieron en el citado cargo antes de renunciar para buscar una candidatura. Entre los perfiles de los superdelegados, destacaban en su momento el de cuatro excandidatos a gobernador: Delfina Gómez (Estado de México), hoy flamante titular de la Secretaría de Educación Pública, Carlos Lomelí (Jalisco), actualmente inhabilitado, Lorena Cuellar (Tlaxcala) y Joaquín Díaz Mena (Yucatán). 

Y qué decir de los casos de superdelegados que buscan saltar a gubernaturas. Jaime Bonilla, hoy gobernador de Baja California, o del “austero” Pablo Amílcar, hoy uno de los suspirantes de Morena al gobierno de Guerrero, a pesar del berrinche de su cuñado John Ackerman

Lo que antes se le criticaba a la oposición al mantener, por una parte, programas clientelares y, por otra, intermediarios para entregar recursos, ahora esa función la hacen los superdelegados. Y como consecuencia de ello, los papeles se invierten, Morena asegura que los superdelegados del gobierno garantizan un mejor ejercicio de gobierno, mientras el bloque opositor advierte de un uso con fines electorales.

En fin, que es como diría el refrán popular: la misma gata nada más que revolcada. Más de lo mismo, una lucha encarnizada por el poder. Y no es para menos, está en juego la mayoría en el Congreso.

 

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
COLABORADOR
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