AYER PENSABA DISTINTO

Trump, desesperado

Mike Pence asumirá su papel a la cabeza del Senado para la ceremonia en la que un pequeño grupo de congresistas

OPINIÓN

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Fernanda Caso / Ayer pensaba distinto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

El periodo de transición en Estados Unidos no es precisamente largo si se le compara con México. Entre el día de la jornada electoral y la toma de protesta transcurren dos meses y medio. Del lado mexicano, este periodo dura 4 meses.

Sin embargo, en el caso estadounidense, la transición no es solo una etapa de espera y trabajos preparativos. En realidad, es el tiempo necesario para que se cumplan todos los requisitos que llevan a la definición del candidato ganador.

Contrario a la eficiencia que caracteriza al país del norte en casi todos los aspectos, Estados Unidos ha desarrollado para la confirmación presidencial un complejísimo sistema cargado de procedimientos, tradiciones, reglas, supuestos y condiciones que Trump ha utilizado en cada oportunidad, para intentar revertir el resultado de la elección. Lo hizo la mañana siguiente a la elección, cuando las tendencias en estados clave no lo favorecían.

Lo hizo también al intentar que no se contaran votos por correo que seguían llegando, lo hizo cada vez que un estado anunciaba sus resultados y cuando se definieron los electores que participarían en el Colegio Electoral. Después intentó presionar a esos electores para que no votaran por Biden, intentó revertir los resultados en tribunales, intentó que los gobernadores anunciaran fraudes y ahora, en la última etapa de esta saga, el presidente Trump quiere bloquear la confirmación del triunfo que corresponde al Congreso.

Hoy, a la 1 pm, el vicepresidente Mike Pence asumirá su papel a la cabeza del Senado para la ceremonia en la que un pequeño grupo de congresistas leerá los votos emitidos por los electores de cada estado.

“El vicepresidente tiene el poder de rechazar electores elegidos de manera fraudulenta” publicó Donald Trump en su cuenta de Twitter. Por otro lado, lleva semanas presionando a los legisladores republicanos para que objeten los resultados en esa misma sesión.

Más allá de que ninguna ley le otorga al vicepresidente la facultad de rechazar votos unilateralmente y que Trump no conseguirá la mayoría que necesita para objetar la confirmación, la intensidad con la que el presidente está impulsando este este último esfuerzo manda un mensaje muy claro: Trump va seguir usando todos los medios a su alcance para mantenerse en el poder. Y el día de hoy, se le terminan los medios institucionales.

Lo que en cualquier país del mundo provocaría fuertes posicionamientos diplomáticos y de organismos internacionales, en Estados Unidos se está manejando como un simple berrinche. Ojalá el asunto termine en el libro de las anécdotas, pero mientras Trump siga siendo el presidente de los Estados Unidos, es el hombre más poderoso del mundo y está desesperado por mantenerse ahí... le quedan catorce largos días.