COLUMNA INVITADA

La policías y sus dilemas

La reforma de 2008 en materia de justicia penal y seguridad pública marcó un parteaguas

OPINIÓN

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Manelich Castilla Craviotto / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

En el año 2010, a propósito del seguimiento a un secuestro, las condiciones eran propicias para estrenar las facultades que la ley confería a la extinta Policía Federal. Información proporcionada por agentes de inteligencia, establecía el lugar en donde la víctima se encontraba en cautiverio y se conoció que los delincuentes pretendían cobrar el rescate y asesinar al secuestrado.

La primera decisión fue solicitar al juez especializado una orden de cateo, motivada con la información a nuestro alcance. La respuesta fue desconcertante: nuestras facultades eran entendidas como de “investigación para la prevención”, y dado que el secuestro estaba consumado y en curso, debíamos dar parte a la representación social para los efectos correspondientes.

No había tiempo y en la entidad donde se desarrollaban los hechos no existían agentes suficientes en la procuraduría para realizar el operativo.

Estábamos ante un dilema. Deseábamos salvar la vida de una persona al tiempo de apegarnos a lo estipulado en la ley. Se podría intervenir el domicilio, rescatar a la víctima y detener a algunos de los plagiarios. Sin embargo, hacerlo sin orden judicial, abría la posibilidad de que los delincuentes aprendidos sean liberados y, de paso, se inicien procedimientos contra los policías intervinientes. Además, a pesar de la confiabilidad de la información de inteligencia, existía el riesgo de que, a horas de la obtención del dato, la víctima haya sido trasladada a otro punto.

Para quien analice los hechos narrados, sería absurdo no optar por ingresar al domicilio a sabiendas de los planes de los criminales. Puede tener razón. Para Albert Camus: “la sensación de lo absurdo, no es lo mismo que la noción de lo absurdo.

“La fundamenta y nada más” El mito de Sísifo. Los dilemas cotidianos en la actuación policial aportan mucho material al mundo de lo absurdo.

El caso tuvo buen desenlace: los secuestradores salieron del domicilio y tuvieron un incidente con la policía local. Arremetieron a tiros contra los municipales, huyendo a refugiarse a la casa. En apoyo a la agresión flagrante, ingresamos tras ellos, encontrando a la víctima a salvo en una habitación. ¿Fue la fortuna la que lo hizo posible?

Paradójicamente, el dilema significaba un avance, al anteponerse aspectos de carácter legal, al impulso legítimo propio del actuar policial.

La reforma de 2008 en materia de justicia penal y seguridad pública marcó un parteaguas. Hoy, hablar de derechos humanos y debido proceso es habitual en las corporaciones. Quien niegue avances en ese sentido, no puede tomarse en serio.

Vencido el dilema de actuar bajo principios de derechos humanos y debido proceso, se derrotó a la inercia de décadas de trabajo solamente vocacional, carente de un matiz profesional.

A 12 años, ¿Qué otros dilemas están pendientes en la función policial? Vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo a pensar en ello, este 2021.

¿Quién se suma?

 

POR MANELICH CASTILLA
COLABORADOR
@MANELICHCC