COLUMNA INVITADA

La mal entendida libertad de expresión

La libertad de expresión no debe respaldar las expresiones que inciten a la violencia en contra de un individuo o un grupo de personas

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se ha vuelto a poner sobre la mesa la discusión entre lo que se debe entender por respetar la libertad de expresión, y el no permitir ni tolerar bajo ningún concepto los comentarios de personas que confundan a la sociedad o, lo que es peor, inciten a la violencia.

Hay una diversidad de personas que utilizan las redes sociales para difundir mentiras, para confundir y engañar a la gente. Bajo el pretexto del respeto a la libertad de expresión, publican una serie de disparates propios de personas que tendrían que ser atendidas urgentemente por un especialista.

Otros, incitan abiertamente con sus comentarios a la polarización, a la violencia. Las redes sociales permiten expresar libremente lo que cada uno quiera, lo cual conlleva una responsabilidad. Debemos estar conscientes que a cada comentario puede existir una opinión diversa.

Esto entre personas maduras puede llevar a un debate constructivo, a un diálogo que enriquezca la forma de pensar. Así que el que la plataforma Twitter haya cancelado las cuentas de Donald Trump y de una actriz mexicana, no es atentar contra su libertad de expresión, es establecer reglas para el adecuado uso de dicha red social.

Si queremos una mejor sociedad, la cual ya se encuentra bastante golpeada con la pandemia provocada por el Covid-19, no permitamos el uso de estas redes sociales a desadaptados que lo único que hacen es utilizar las mismas para denostar, para polarizar, para engañar y para confundir a una sociedad que de por sí ya lo está.

No caigamos en el juego de quienes afirman que se está violando su libertad de expresión, de que no se les están respetando sus derechos humanos.

Son precisamente ellos los que nos agreden. Todos tenemos unos derechos que se deben respetar, y unos deberes que cumplir. Tanto unos como otros son necesarios para vivir en sociedad y para convivir bien con los demás.

La libertad de expresión no debe respaldar las expresiones que inciten a la violencia en contra de un individuo o un grupo de personas. No se deben realizar insinuaciones sobre una persona ajenas a la realidad, con el propósito de fomentar el escarnio público o provocar un rechazo social.

Al suceder esto y limitársele su participación en redes sociales, lo único que se está haciendo es hacerles cumplir con las más elementales reglas de uso de este tipo de herramientas que, por cierto, han servido de un gran avance para comunicarnos con los demás.

La persona que utiliza las redes sociales sin violar estas elementales reglas tiene derecho a comunicar sus opiniones por cualquier medio y forma, ya que no atenta con condicionamientos previos, tales como veracidad e imparcialidad. Derecho consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Cuando no se nos permita expresar en forma libre nuestras ideas, cuando no podamos decir lo que sentimos, pensamos y queremos, estaremos en una dictadura. Pero esto no significa que podamos decir toda una serie de disparates sin ningún fundamento, o que ofendamos, calumniemos o incitemos a la división y a la violencia.

Por eso no debemos caer en los falsos debates, que solo nos distraen de los conceptos esenciales. No victimicemos a personajes que solo buscan dividir, dejando al descubierto sus verdaderas intenciones y sus mas profundas miserias.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
COLABORADOR
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