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La justicia no es ciega

Trump intenta repuntar con el anuncio de su candidata a la Corte Suprema, la jueza Amy Coney Barrett

OPINIÓN

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Ante encuestas que no lo favorecen y una contienda electoral polarizada, el presidente de EU intenta repuntar con el anuncio de su candidata a la Corte Suprema, la jueza Amy Coney Barrett. La jueza de tan sólo 48 años, de ser confirmada en el Senado se convertirá en la magistrada más joven de la Corte Suprema actual.

Barrett es la antítesis de la jueza Ruth Bader Ginsburg (RBG), es reemplazar al miembro más liberal de la Corte Suprema con el más conservador. Sus críticos argumentan que su fe católica y conservadurismo influirán sus decisiones, lo cual puede desmantelar el legado que dejó RBG a favor de la mujer. Aunque los republicanos insisten en que se apegará al texto de la Constitución, no queda duda que su nombramiento tiene un trasfondo político. Es el triunfo del conservadurismo y la derrota del liberalismo.

Al elegir a Barrett, el presidente optó por un candidato con la capacidad de emocionar y unir a la base conservadora del Partido Republicano en torno a temas que son fundamentales para su electorado, como el aborto, la religión, el derecho a portar armas, el seguro social y la pena de muerte. La nominación de Barrett manda una señal clara a sus simpatizantes que cuatro años más de su gobierno representan una continuación de políticas conservadoras, a la par de que desvía la atención del mal actuar de Trump ante la pandemia, la crisis económica y las protestas sociales en distintas ciudades en Estados Unidos.

Si bien es cierto que se han confirmado 29 jueces durante ciclos electorales en la historia del país, jamás había ocurrido tan cerca del día de la elección presidencial. Los senadores republicanos están preparándose para las audiencias de confirmaciones en las próximas semanas y el voto en el pleno se espera para días antes del 3 de noviembre. Para que la confirmación prospere, la actual mayoría republicana en el Senado (53– 47) podría prescindir como máximo del apoyo de tres senadores de su bancada, pues en caso de empate cuenta con el voto del vicepresidente Mike Pence.

Aunque los demócratas carecen de herramientas de procedimiento para frenar la confirmación en la Cámara alta, han utilizado la nominación de Barrett como un catalizador para recaudar fondos en contra de una Corte Suprema con una mayoría abrumadora conservadora (6-3) y una posible reelección de Trump. Para la base del Partido Demócrata, los valores y los derechos de ciertos sectores de la sociedad están en riesgo. Si mantienen su mayoría en la Cámara de Representantes y les arrebatan el Senado a los republicanos, los demócratas tendrán la oportunidad de aumentar el número de jueces en la Corte para nivelar la balanza a su favor.

La nominación de la jueza Barrett y la reacción de ambos partidos políticos ante una de las elecciones presidenciales más turbulentas en la historia moderna es una muestra de la polarización que existe en el sistema político electoral de Estados Unidos.

POR LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@lilaabed
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