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El otro escándalo de La Costeña

No es la primera vez que La Costeña se enfrenta a un escándalo, en 2016 sufrió uno de los golpes más fuertes de su historia

OPINIÓN

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En tiempos en donde la salud es el activo más valioso, hay empresas que han roto este pacto y una de ellas es la emblemática La Costeña, de Rafael Celorio, que fue señalada por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), que dirige Ricardo Sheffiel Padilla, por ofrecer su salsa cátsup con alto contenido de azúcar y jarabe de maíz de alta fructosa, ambas sustancias que en cantidades mayores son nocivas para el consumo humano.

No es la primera vez que La Costeña se enfrenta a un escándalo, en 2016 sufrió uno de los golpes más fuertes de su historia, después de que dos empleados se tomaron una selfie en el que aparentaban orinar sobre chiles en la línea de producción, ¡Uff! Vaya momento, la imagen se viralizó.

Pero ahora, a cuatro años de aquel suceso, una vez más aparece en los reflectores, pero cobra mayor importancia, porque La Costeña, que fue fundada en 1923, es señalada de ofrecer un producto, en donde en su envase de 320 gramos, contiene 58% azucares; una locura considerando que niños y adultos desayunan y optan por este producto, en un país que enfrenta un grave problema de obesidad.

Una de las razones por las México se ha visto mayormente afectado en esta crisis sanitaria se debe a que nos agarró mal parados. Es decir, somos el segundo país con mayor prevalencia mundial de obesidad, la población consume al día más de 3,000 calorías y en gran medida se debe al alto consumo de alimentos que no favorecen a su cuerpo como éste que ofrece La Costeña.

Pero el tema va más allá, 7 de cada 10 adultos en el país sufren obesidad y su tratamiento compromete a las finanzas públicas, el gobierno federal destina poco más de 250 mil millones de pesos y prevé que en 2023 ascenderá el gasto a 272 mil mdp.

Además, sumemos la resistencia de las empresas por no advertir a los consumidores de los altos grados de azúcar que contienen sus productos, el daño que representan para la salud, por lo pronto la Profeco ya lo dijo, es la más riesgosa dentro de las de su segmento.

Ya olvídese de saborear un tomate, porque con las cantidades de azúcar que contiene este envase de La Costeña, usted jamás sentirá saciedad porque consume calorías vacías, las cuales con el tiempo derivan en obesidad y el jarabe de alta fructuosa eleva en la sangre el porcentaje de partículas que transportan colesterol por lo que aumenta el riesgo de padecer ácido úrico, así como enfermedades cardiovasculares, además de diabetes mellitus tipo 2.

Ya veremos que responde La Costeña, porque no basta con elaborar un producto de bajo costo, que al final del día es más azúcar que lo que promete (ser una salsa de tomate).

Ya veremos si con el nuevo etiquetado para alimentos reflejará los excesos que contienen las mercancías y no estaría de más que tomaran conciencia sanitaria, más allá de sus programas de preservación del medio ambiente.

Es importante que se tomen acciones, sobre todo en un momento en el que estamos viendo que ante una crisis sanitaria como la Covid-19 ha cobrado la vida de más de 70 mil personas y en particular aquellas que padecen obesidad e hipertensión. Las empresas también deben trabajar en conjunto con la sociedad, y al parecer la 4T y en especial el subsecretario de salud Hugo López-Gatell ya tiene en la mira estos temas. [nota_relacionada id=1253838]

POR ENGGE CHAVARRÍA

ENGGE.CHAVARRIA@HERALDODEMEXICO.COM.MX

@ENGGECHAVARRIA

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