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Delgado, el mentiroso

OPINIÓN

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Para nadie es un secreto que Marcelo Ebrard es uno de los delfines del presidente Andrés Manuel López Obrador para la Presidencia de la República en 2024. Tampoco es secreto que Ebrard quiere que Mario Delgado sea el dirigente de Morena para que le dirija la campaña para la sucesión presidencial, pues éste siempre ha sido su fiel colaborador y ha crecido, es un decir, a la sombra del Carnal Marcelo.  Delgado lo niega, pero pruebas hay varias. Una de ellas la siguiente:  

La reunión apenas había terminado cuando se conoció el breve diálogo que sostuvieron, el 3 de enero de 2012, el jefe de Gobierno del Distrito Federal Marcelo Ebrard y su secretario de Educación Mario Delgado Carrillo. Desde meses antes de esa conversación, infausta para el subordinado, éste había dicho en todos los tonos, en corto y en largo, y a quien quisiera escucharlo, que no importaba lo que sucediera porque él era y seguiría siendo el delfín de su jefe, amigo y protector.

Pero cuando ya era abultada la baraja de aspirantes a la candidatura de la izquierda para suceder a Ebrard como jefe de Gobierno del Distrito Federal, Mario Delgado no había logrado crecer, ni en el conocimiento ni en la preferencia de los ciudadanos de la capital de la República, y había desgastado su exiguo capital político y mediático.  “Debes retirarte de la contienda”, le dijo Marcelo Ebrard con frialdad. ¡No puedes hacerme esto!, Exclamó Delgado y dio un manotazo al escritorio. “No reclames. Tuviste todo y no creciste”, cortó enérgico el jefe. Inmediatamente después de asestarle el golpe, Marcelo Ebrard argumentó su decisión y explicó las razones a un Mario Delgado que no podía creer lo que escuchaba y que sólo acertó a decir compungido: “Me abandonaste.”

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Dos días después, el 5 de enero, el secretario de Educación del gobierno capitalino convocó a conferencia de prensa y anunció su retirada de la competencia: “De acuerdo con los análisis que he realizado, las circunstancias no me favorecen, por lo que he pedido a la dirigencia de la coalición Movimiento Progresista que mi nombre no sea incluido; la causa de la ciudad está por encima de cualquier deseo personal.”

¿Qué sucedió para que Ebrard modificara la decisión de dar el dedazo en favor de Mario Delgado, cuya candidatura intentó construir desde el día en que lo sacó de la árida secretaría de Finanzas y lo colocó en el visible y lucidor escaparate de la Secretaría de Educación del Distrito Federal? Sucedió exactamente lo que le dijo a Delgado: que no creció, que le dio todo para que fuera el sucesor y que esos apoyos fueron desperdiciados por un aspirante que se mantuvo siempre en la mediocridad política. ¡Y ahí sigue en este 2020!  Exclaman sus detractores.

De ahí pues que cuando hoy Porfirio Muñoz Ledo afirma que Delgado está encabezando la campaña de Marcelo para la sucesión presidencial, es porque “tiene los pelos de la burra en la mano”.

POR LUIS SOTO
LUISAGENDA@HOTMAIL.COM 
@LUISSOTOAGENDA
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