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La rifa del avión es símbolo de la transformación

El Presidente prefiere viajar en líneas comerciales para enseñar que la austeridad es el mayor adorno

OPINIÓN

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La desigualdad es uno de los grandes males que aquejan al mundo desde la antigüedad, pero como señala el economista Thomas Piketty, a partir de la octava década del siglo XX, gracias a las medidas desreguladoras del mercado, tuvo un crecimiento acelerado. La ideología de que el propio mercado podía regularse sin intervención del Estado es conocido como neoliberalismo y, en el caso de México, estuvo plagado de corrupción.

Las riquezas nacionales fueron entregadas a unas cuantas manos y los recursos públicos eran drenados por la ambición desmedida de los servidores públicos, dejando en el olvido a las personas más pobres. Mientras la alta burocracia exigía a la sociedad ajustarse el cinturón, ellos lo aflojaban para alimentar sus intereses.

Este fue el periodo neoliberal que inauguró Miguel de la Madrid y que Salinas de Gortari continuó, dando paso a una generación de políticos que se alejaron de los principios democráticos, que dañaron fuertemente el porvenir del país, y que con total impunidad hicieron jugosos negocios y amasaron grandes fortunas a costa del trabajo de los mexicanos.

Durante este periodo hubo una tremenda pérdida de valores que derivó en el distanciamiento entre el pueblo y el gobierno, cada vez más alejado de la realidad cotidiana de la población. Este desinterés no era propio de una república, más recordaba a la nobleza del siglo XVIII, cuando fue dicha aquella frase atribuida a María Antonieta al enterarse de que el pueblo no tenía pan: que coman pasteles.

Fue así que el gobierno de Calderón y Peña no tuvieron empacho en derogar 114.6 mdd para la compra de un ostentoso avión para uso presidencial, que no satisfechos fue mejorado a un costo de 104.1 mdd, sumando un total de 218.7 mdd; por su puesto, todo a costa del dinero público.

Tuvieron que pasar años de lucha política hasta el histórico 2018, cuando el pensamiento neoliberal quedó expulsado del servicio público gracias a la organización de un movimiento de transformación que hoy tiene la enorme tarea de recuperar los valores morales, culturales y espirituales, mismo que encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por eso la rifa del avión fue un acto simbólico, por eso el Presidente prefiere viajar en líneas comerciales, para enseñar con el ejemplo que la sencillez y la austeridad son el mayor adorno que puede tener una persona pública, y para dejar claro a quienes se resisten al cambio, que no habrá marcha atrás, y que el viejo régimen no volverá a apoderarse de nuestra democracia.

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Este acto de justicia social tuvo muchas críticas de la oposición, como ya es habitual, pero sin duda fue bien recibido por la sociedad que compró boletos con más esperanza en el cambio que en un lucro particular, en especial cuando en el resultado de la rifa, tres hospitales y ocho escuelas destacaron entre los ganadores.

POR DAVID MONREAL
COORDINADOR DE GANADERÍA DEL GOBIERNO DE MÉXICO
@DAVIDMONREALA
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