Hace unos días, la temporada 2020 de la NFL comenzó, mientras Estados Unidos aún enfrenta la contingencia sanitaria por el COVID-19, la cual ha causado más de 200 mil muertes en aquel país.
Pese a tal escenario, el deporte de las tacleadas ya está en marcha, aunque los juegos se realicen en estadios sin espectadores y con todas las precauciones necesarias para evitar contagios.
Sin embargo, la NFL no escapa al ambiente de polarización que se vive actualmente en Estados Unidos, producto de la debacle económica provocada por la pandemia, una contienda electoral por la renovación de la Presidencia cargada de controversias y la irritación causada por los abusos policiacos registrados en este año.
Desde mayo, miles de estadounidenses se han manifestado para exigir respeto por la dignidad de los ciudadanos afroamericanos bajo el lema #BlackLivesMatter, luego del asesinato de George Floyd a manos de policías, inquietando a los ciudadanos de origen anglosajón que se sienten incómodos ante un movimiento civil que cuestiona la condición de los blancos como grupo hegemónico en la sociedad de aquel país.
En este escenario, varios deportistas profesionales también han manifestado públicamente su rechazo a los actos de violencia contra la comunidad afroamericana, negándose a jugar o portando en sus uniformes el nombre de los caídos.
En el juego inaugural de la NFL, uno de los eventos con mayor audiencia televisiva en la nación vecina, los jugadores de los Kansas City Chiefs y los Houston Texans formaron una cadena humana a fin de mandar un mensaje de unidad para el público mientras las pantallas del Estadio Arrowhead proyectaban "Debemos terminar con el racismo", acto recibido con abucheos por los aficionados que pudieron acceder al inmueble, presumiblemente en rechazo hacia una campaña que los blancos consideran contraria a los símbolos de EU.
En los días siguientes, miles de aficionados expresaron en redes sociales su rechazo hacia la solidaridad que los atletas de la NFL brinden al movimiento antirracista, llegando a decir "si los jugadores de mi equipo se arrodillan mientras se entona el himno de mi país, jamás volveré a ver un juego de la NFL", signo banal, pero inequívoco de la crispación existente en dicho país: en un contexto donde millones de empleos se han perdido por la pandemia y donde el propio presidente Trump ha señalado que aún no sabe si "reconocerá" los resultados de la elección venidera, mientras felicita a los "patriotas americanos" que se oponen a #BlackLivesMatter, la angustia y el temor de miles de estadounidenses podrían provocar más estallidos de violencia en los meses siguientes, justo cuando la mayor potencia del mundo necesita demostrar al mundo que puede mantener la unidad aun en los momentos de mayor adversidad.
[nota_relacionada id=1226798]POR FERNANDO OCTAVIO HERNÁNDEZ
COORDINADOR ACADÉMICO DE LA FACULTAD DE ESTUDIOS GLOBALES EN LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO
PANORAMA INTERNACIONAL ANÁHUAC
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