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Patrimonio mundial, voz propia

OPINIÓN

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De esta ciudad hay tres recuerdos que guardo en el cajón de la última infancia: el olor a piedra caliente, la charla en espiral entre mi padre y un americano pasado de tequilas (sostenida en la tiendita de enfrente) y la ligereza de la lluvia, que se pegaba a la ropa cuando las tormentas de agosto abrían las fauces. Hoy que la camino adulto, el sol furioso y la lluvia siguen acudiendo a la cita, pero la atmósfera de pueblito ya se disipó de San Miguel de Allende. 

No me malinterpretes, viajero: adoro esta ciudad de listones de colores, y cada que la visito la encuentro más fascinante. Lo que me sorprende es la velocidad con que se cubrió de fama, llegando a pisarle los talones a la otra Ciudad Patrimonio del estado, Guanajuato

Mientras camino por la calle Canal, no puedo evitar escuchar cómo un local recomienda a cierta pareja extranjera visitar Guanajuato, pero sus ojos arqueados revelan estupor: no saben de qué les habla, lo cual remueve la raíz que tengo hincada en la urbe minera y me provoca varias preguntas ¿En verdad ha superado San Miguel de Allende a la capital del estado en el terreno turístico?, y de ser así, ¿habrá tenido que ver el nombramiento de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, dado en 2008?

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Ante los números

De acuerdo con el Observatorio Turístico del Estado de Guanajuato (observatorioturistico.org), en 2019 San Miguel de Allende recibió 1.6 millones de visitantes, mientras que la capital de Guanajuato contó con 2.4 millones de turistas. De esos totales, 14% de quienes fueron a ver la parroquia de San Miguel el Grande fueron extranjeros, contra un 11% de visitantes internacionales en la ciudad de las momias. 

Contrario a la percepción, las cifras muestran que Guanajuato percibió más viajeros el año pasado, y que la diferencia entre visitantes internacionales es mínima. Donde la capital estatal también gana es en el número de nacionales que llegaron de fuera de Guanajuato: 74% contra 52%, pero San Miguel de Allende rebasa en derrama económica, pues fueron 6 mil 682 los millones de pesos percibidos. Así, la distancia entre las dos joyas virreinales es apretada. 

Tras finalizar mi viaje, y ante la franqueza de las cifras, comprendo que ambos destinos no compiten, sino que se complementan. Una siempre será la estudiante, la que bebe vino en bota y se da besos de callejón, mientras que la otra nos traerá recuerdos de patios andaluces, terrazas a la luz de las cúpulas, lujo chic y destellos. Guardar el equilibrio entre ambas, y lograr que se potencien mutuamente, es la misión del único estado con dos Ciudades Patrimonio de la Humanidad de México. Guanajuato no tendrá playa, pero en su interior posee dos mares de cantera y plata.

POR ARTURO TORRES LANDA
@ GATODEMONTE

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