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Gibrán y su 'haiga sido como haiga sido”

En su afán por controlar la CISS, necesitó colocar a alguien de su conveniencia en el Centro de Estudios de la organización

OPINIÓN

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Gibrán Ramírez ha romantizado muchas veces acerca de su militancia durante el fraude electoral de 2006, cuando salió a reclamar el voto por voto. Ironías de la vida, 13 años después el mismo personaje llegó a promover su propia versión del “haiga sido como haiga sido”, al poco tiempo de llegar a su primer puesto de responsabilidad, al frente de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

En su afán de controlar la organización, Gibrán necesitó colocar a alguien de su conveniencia en el Centro de Estudios de la organización (el CIESS), uno de los espacios más atractivos de la CISS.

En septiembre de 2019 se reunió en México la Asamblea General que integra a los países miembros de la Conferencia para decidir ese nombramiento. Había dos opciones: reelegir a Reginald Thomas, de San Vicente y Granadinas -quien tenía el apoyo de gran parte de sus vecinos caribeños-, o inclinarse por la costarricense Daisy Corrales.

Gibrán tenía una clara antipatía por Thomas, pero los votos no le alcanzaban para imponer a su candidata. Por ello, en los meses previos hizo varios viajes por la región sin otro objetivo que el de promover a su candidata.

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Aunque el esfuerzo fue infructuoso, el secretario general estaba resuelto a imponer su voluntad. Así, Gibrán y sus hombres fraguaron otra de sus turbias operaciones: una donde fueron juez y parte en el proceso, como revelaron a esta columna representantes de países burlados. En el acta de la sesión se puede observar que, al reportar los resultados, sólo había un voto de diferencia (shorturl.at/ilHUV). Sin embargo, los operadores de Gibrán descontaron tres votos que podrían haber inclinado la balanza a favor de Thomas: los de Trinidad y Tobago, Turcos y Caicos, y Bahamas.

El equipo de Gibrán declaró inválidos esos votos con la excusa de que “habían llegado tarde”. Recurriendo a una interpretación que el mismo López Obrador consideraría “leguleya” y no aplicada antes en la CISS, se aceptaron solamente los votos que, según quien fungía como juez y parte, llegaron antes del 17 de septiembre (esto independientemente de la fecha de envío).

Representantes de países que abandonaron la Asamblea General, inconformes ante las arbitrariedades de Gibrán, señalan también otra trampa: los estatutos se aplicaron a modo porque se le permitió a Granada votar a favor de la candidata costarricense, pese a no ser un miembro de pleno derecho, en tanto no había pagado sus cuotas.

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Trabajadores y extrabajadores de la CISS también aseguran que el proceso fue de lo más turbio. Incluso circulan versiones de que en los oficios enviados se dieron instrucciones deliberadamente confusas para que los votos no llegaran a tiempo; alguien incluso contó que misteriosamente “se les fue el internet”.

El abogado que operó todo esto fue posteriormente recompensado con un atractivo bono de esos que Gibrán otorga discrecionalmente a sus más leales. ¿Es este el perfil que la militancia morenista necesita hoy?.

POR HERNÁN GÓMEZ BRUERA
HERNANFGB@GMAIL.COM
@hernangomezb
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