Digámoslo sencilla y llanamente: Rosario Piedra Ibarra debe renunciar a su cargo como Titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. No sólo por dignidad personal, sino también por respeto a la institución que “encabeza”.
Su renuncia no debe darse sólo a causa de la toma de la sede de la CNDH por parte de mujeres activistas. Más bien es a causa de su simulación y su silencio ante las cifras de muertos a niveles récord, las mujeres desaparecidas y violentadas aún en espera de justicia, así como los crímenes cometidos contra menores de edad en lo que va de este sexenio.
Una Institución que se supone vigila, aboga y salvaguarda los derechos humanos, en este momento debería estar emitiendo recomendaciones, exhortos, gestionando más presupuesto para fortalecer su infraestructura y realizando alianzas en el Poder Legislativo para obtener mayores Facultades.
Justo lo contrario ha pasado. Rosario Piedra tiene en un pantano administrativo a la CNDH. A regañadientes, apenas ahora que el Colectivo Ni una menos tomó la Institución, la ombudsperson decidió redactar un exhorto a los gobiernos federal y estatales para “que no minimicen la violencia de género en nuestro país.”
Se esperaría que ella entendiera a cabalidad esta causa. En cambio, todo lo que vemos es a una persona sin liderazgo, que ve al presidente más como un jefe que como una figura de poder independiente a quien hay que pedirle cuentas.
Y ya que hablamos sobre el presidente, se esperaría que Andrés Manuel López Obrador, quien llegó al poder por su liderazgo social y se hacía escuchar bloqueando avenidas, tomando pozos petroleros por la fuerza, hoy tuviera una postura diferente. Hasta ahora permanece ofuscado diciendo que los “conservadores” exageran este tema, cuando las víctimas en sólo dos años, ya igualaron en número a las que hubo durante las dos administraciones anteriores… ¡juntas!.
Muy poca memoria tiene, así como los legisladores de su partido, cuando por menos de lo que está pasando hoy, ellos en su momento reclamaron mucho más.
La tristísima comparecencia a puerta cerrada de Rosario Piedra ante la Comisión de los Derechos Humanos en el Senado, manda un mensaje muy claro: la prioridad del gobierno es proteger lo político, no lo social. Su objetivo es someter a una institución que debería ser implacable ante la falta de resultados. [nota_relacionada id=1235368]
Y
por eso no entienden que las mujeres pretendan mantener tomada la CNDH a pesar
de que su pliego petitorio sea recibido y escuchado: el reclamo no es hacia
Rosario Piedra, sino hacia este gobierno. Hasta que se haga justicia.
El rostro que ellas ven en la ombudsperson es el mismo rostro del presidente, quien la puso ahí, toma la actitud y el discurso de los políticos que él mismo criticó durante 18 años de campaña presidencial. El fracaso de Rosario Piedra es el fracaso de López Obrador.
POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ
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