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Rally 'Round' The Flag

A pesar de la crisis económica, sanitaria, inseguridad y corrupción, los índices de aprobación presidencial continúan siendo altos.

OPINIÓN

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Durante el mes de agosto, diversas casas encuestadoras y medios de comunicación dieron a conocer sus mediciones de la aprobación presidencial. De acuerdo con el portal Oraculus, la proporción de quienes opinan que la labor del presidente es buena o muy buena oscila entre 53% (El Universal) y 65% (Parametría). Y aunque estos extremos utilizan metodologías distintas (la de El Universal, por ejemplo, es telefónica), llama la atención que a pesar de la crisis económica y sanitaria que padece el país, el agravamiento de la inseguridad y los últimos escándalos de corrupción, los índices de aprobación presidencial continúan siendo altos.

Históricamente, las variables que han tenido mayor incidencia sobre la calificación presidencial son la economía y la seguridad, mientras que algunos encuestadores argumentan que en fechas recientes también hay una fuerte correlación con la percepción de corrupción. Esto no explica ahora el apoyo popular del Presidente, cuando su gobierno está reprobado.

De acuerdo con la encuesta de El Financiero, que se publicó de manera previa al segundo informe de gobierno, 61% de los encuestados califica como mala o muy mala la manera en que el presidente está conduciendo la economía, 59% reprueba la política de seguridad pública y 50% considera que los esfuerzos de la cruzada anticorrupción han fracasado.

Derivado de lo anterior, algunos analistas han argumentado que el consentimiento popular alrededor de la figura presidencial radica en sus rasgos personales, y que los individuos premian su esfuerzo, aunque sancionen su desempeño.

Otros esgrimen que afrontamos un fenómeno desconocido en administraciones anteriores, que estamos frente a un Mandela. Nada mas alejado de la realidad.  Por estas fechas, hace 19 años, antes de los ataques a las Torres Gemelas, George Bush tenía la aceptación de poco más de la mitad del electorado. Para el 22 de septiembre, rondaba el 90 por ciento. Esto se debe al efecto conocido como Rally ‘round’ the flag, el cual sugiere que en momentos de crisis, los ciudadanos cierran filas en torno a su líder. Este mismo fenómeno benefició a Margaret Thatcher en la invasión de las Malvinas; a Jimmy Carter durante la crisis de los rehenes en Irán o a Roosevelt frente a Pearl Harbor. Varios líderes globales durante la pandemia de la COVID-19 se han beneficiado por este fenómeno. Morrison, el premier australiano ha aumentado su popularidad en 30 por ciento; Trudeau,  23 por ciento, y Merkel, en un 18 por ciento. Al parecer el magro logro del presidente López Obrador ha sido no desplomarse.

Aún más, salvo por los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Ernesto Zedillo, los presidentes mexicanos han tenido niveles de aprobación similares o, incluso, superiores al de AMLO.

Después de 20 meses de gobierno, Calderón gozaba de una aprobación de 62%, en promedio, versus 58% de AMLO y 57% de Vicente Fox.

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POR ALEJANDRO ECHEGARAY

POLITÓLOGO

@AECHEGARAY1

hjc / eadp