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Ajuste de cuentas

Más que construir un modelo de país, se quiere desaparecer el pasado

OPINIÓN

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La memoria de los políticos está en línea con su interés inmediato, y los que fueron adversarios o enemigos se convierten de la noche a la mañana en sus nuevos aliados. Las ofensas y agravios se olvidan en función de un interés común que representa el ejercicio del poder, o por la posibilidad de anular a aquel que en el pasado representó un peligro real y hoy no es más que un símbolo sin trascendencia alguna.

Pero López Obrador no es un político tradicional. A pesar de que en el pasado se negó a pactar con grupos y personajes como Elba Esther Gordillo, a quien acusaba de ser parte de la mafia del poder,  finalmente buscó el acercamiento en la medida en que llegó a la conclusión de que requería de todos aquellos capaces de renegar de su pasado antiAMLO para unirse a la 4T. De ahí el acercamiento con los expanistas Manuel Espino y Germán Martinez entre otros, para finalmente armar ese bloque de poder heterogéneo denominado MORENA.

Pero en la mente del Presidente hay algunos que, por no doblegarse ante él, y/o por representar un desafío a su poder presidencial que pretende absoluto, caen en el círculo de los “corruptos”, o los “intelectuales orgánicos” (sin entender el concepto sociológico) y por ello los descalifica sin plantear un argumento que cuestione la afirmación de sus críticos, sino únicamente por lo que considera son.

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El festejo por el rechazo del INE al registro de México Libre, y su enfurecimiento por la sátira de las mañaneras realizada por Carlos Loret y Brozo en su portal Latinus, demuestran el grado de intolerancia del primer mandatario por la crítica periodística, y en el caso de Margarita Zavala y Felipe Calderón, un resentimiento político propio de aquellos hombres públicos incapaces de diferenciar entre un pleito callejero y una disputa política agria, pero en donde el último ganador, o sea AMLO, no es capaz de administrar la victoria.

Más que gobernar, se trata de ajustar cuentas, más que transformar y construir un modelo alternativo de país, se pretende desaparecer todo rastro de un pasado que, cuestionable o no, forma parte de la transición democrática mexicana que hoy corre el peligro de desaparecer. En medio de un oscuro escenario de desempleo, empobrecimiento y muerte, festinar el fracaso de otros, o atacar desde el poder la crítica ácida y dura, es una muestra de que las cosas no van bien.

Faltan muchos días para la elección de 2021, pero si  la campaña electoral comienza desde ahora, será prácticamente imposible resolver lo que es de urgencia inmediata: salud, seguridad y empleo.

El resto es distraerse en la pirotecnia que nos muestra la degradación de vida política nacional. Matar al adversario, antes que hablar con él, esa parece ser la consigna.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT
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