Seamos padres o no, asumir que alrededor de la infancia se construye la probabilidad de un mundo mejor es una idea fácilmente compartible.
Lo es más en un escenario de cambio de época global como el que vivimos y en el cual el legado y nuestro mensaje hacia el porvenir está situado en ese espacio de lo social y lo familiar que es la infancia.
Las capacidades sociales para garantizar no solamente derechos sino oportunidades verificables de desarrollo y las probabilidades de que las familias en su diversidad les permitan fortaleza temprana y duradera son del mayor interés. Para evaluar, para proponer y para entregar resultados, todos los actores institucionales y políticos pueden ser minuciosamente observados.
Debería juzgarse todo proyecto político de los que competirán de nuevo en este 2021 en nuestra elección intermedia a partir de la prioridad eficaz y eficiente que dan a es tema central del presente y del futuro. Niñas, niños y adolescentes, en la jerga institucional NNA, son más importantes que los síntomas de la convergencia crítica que vive el mundo: inseguridad, desigualdad en la experiencia de los problemas económicos y deficiencias en salud.
En las manos de las niñas, niños y adolescentes está nuestro futuro: ellos experimentarán y crearán el mundo “de la pospandemia”, uno en el que el pasado, donde se ubican ya todos los nacidos el siglo XX y quienes nacieron antes del 2002, será una referencia paradigmática: qué se hizo y qué no, antes y después.
Según la ONU, en México hay 40 millones de NNA con menos de 14 años; dicho organismo ha hecho un llamado para comprender las condiciones de vulnerabilidad de los niños en el confinamiento. La seguridad, la salud, la educación y la alimentación son algunos aspectos que pueden trastornarse.
En la medida en que la iniciativa privada, los actores sociales y las autoridades de primer nivel se involucren a fondo con la protección y los procesos educativos, podrán abolirse los métodos violentos de pseudoeducación y hablarse de generaciones con fortaleza psicológica y emocional.
Unicef calcula que, en nuestro país, un estimado que va del 55 por ciento al 62 por ciento de los niños y niñas ha padecido alguna clase de maltrato. Todos estamos atentos. Desde el Consejo Ciudadano, colaboramos con el DIF local, encabezado por Esthela Damián, y nacional, bajo el liderazgo de Rocío García, para la implementación de políticas sociales a favor de la igualdad y en respaldo de la prevención.
La Línea de Seguridad y el Chat de Confianza, 55 5533 5533, están abiertos para que las niñas y niños puedan hablar de sus emociones o denunciar casos de maltrato y violencia al interior del hogar. Sí hemos recibido su comunicación.
El cuidado de los NNA es una clave de este tiempo; en el presente que ellos viven, está la realidad que encontraremos en el porvenir. [nota_relacionada id=1173810]
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
PRESIDENTE DEL CONSEJO CIUDADANO PARA LA SEGURIDAD Y JUSTICIA DE LA CIUDAD DE MÉXICO
@GUERREROCHIPRES
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