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¿Y ahora, que sigue?

OPINIÓN

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Los mexicanos ya estamos acostumbrados a la agitación política, a los golpes bajos, a los escándalos, a las declaraciones estridentes y a las acusaciones cruzadas; de aquí, a la elección del próximo año, eso es lo que nos espera. Las últimas semanas marcarán el tono del proceso electoral de 2021, donde, por cierto, se juega mucho: la Cámara de Diputados Federal, 15 Gubernaturas, Congresos Locales y cientos de ayuntamientos; pero no solo eso, también se juega su futuro el proyecto de la 4T y todo lo que ello implica.

Aunque en realidad se juegan su futuro todos los partidos políticos del país, unos para mantener o incrementar su representación y otros tantos para conservar su registro, es una realidad que quien se juega más, es el que más tiene, y en la próxima elección el enemigo a vencer será por mucho, el partido oficial, Morena.

¿Qué implicaciones tendría una disminución en su número de diputados en la Cámara baja o que no ganaran la mayoría de las gubernaturas en juego? Una, se me ocurre, la más sencilla, eso daría esperanza a sus detractores, a sus opositores, a quienes odia, de que es posible vencerlos en la elección presidencial del año 2024.

Nada sería más perjudicial para el proyecto de la 4T, que sus enemigos tuvieran esperanza y, con ello, la posibilidad de consumar su venganza; por eso, en 2021 ellos se lo juegan todo, harán lo imposible para sepultar a la oposición y el caso Lozoya parecía ser un buen comienzo, las declaraciones del ex funcionario abrieron la caja de Pandora. Sálvese quien pueda y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Con apenas una probadita de la nueva guerra de videos, ya hay varios salpicados; diputados, senadores, funcionarios y hasta gobernadores. En otros países, con sistemas judiciales fuertes y autónomos, ya habrían rodado varías cabezas, pero aquí aún no pasa nada, los mexicanos cada vez ven más normales los escándalos de corrupción sin que haya consecuencias, estos agarrones a "videazos”, ya son parte de la funesta forma de hacer política en México.

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A pesar de los recientes sucesos, las últimas encuestas muestran que poco o nada se han modificado las preferencias electorales entre la población, los números prácticamente son los mismos, antes y después de los "nuevos videoescándalos". Si la estrategia de unos y otros, se basa en exterminar a su oponente mediante la exhibición de su corrupción, parece ser buen momento para pensar en otra cosa, pues cada quien sigue defendiendo a su cada cual aún con la evidencia.

Es gravísimo que la práctica de la corrupción se normalice y acepte en función de los participantes y de sus intereses, mientras en los adversarios es una práctica deleznable, en los de casa es una costumbre aceptada, y aquí no solo es culpa de los gobiernos ni de los partidos, pues al final quien vota por ellos son los ciudadanos. Por eso muchos nos preguntamos. ¿Y ahora, qué sigue?

POR HÉCTOR SERRANO
@HSERRANOAZAMAR
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