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El "Acuerdo de Abraham": Emiratos Árabes Unidos e Israel

El celebrado convenio hace públicas las relaciones que de por sí sucedían bajo la mesa desde hace años

OPINIÓN

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Por décadas, un paradigma inquebrantable dominó el conflicto árabe-israelí: los países árabes nunca normalizarían los lazos con Israel ni mantendrían ningún tipo de relación pública con él, mientras el tema palestino no se resolviera. El reciente acuerdo entre Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel, apodado el “Acuerdo de Abraham”, le puso fin.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sólo se comprometió a “suspender temporalmente” sus planes de anexión de Cisjordania. El celebrado acuerdo sirve a los intereses bilaterales emiratí-israelíes y hace públicas las relaciones que de por sí sucedían bajo la mesa por años.

En la década de 1990, Bahréin, Omán y Qatar se estimaban más próximos a Israel. Los ataques del 11 de septiembre pusieron en peligro la posición de los regímenes del Golfo ante Estados Unidos, pues fueron objeto de una campaña mediática hostil y de la aversión del Congreso.

Así comenzaron a abrirse seriamente a Israel. El telón de fondo mostraba la cooperación económica y tecnológica, las tensiones compartidas con Irán, especialmente desde 2003, y las rivalidades de poder entre las mismas monarquías árabes del Golfo. Luego, las sublevaciones a favor de la democracia en el mundo árabe a partir de 2011 aceleraron el entendimiento.


Para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, resultó un regalo de los Emiratos a su campaña, porque puede presentarlo a sectores importantes de su base como un paso hacia la paz regional.


Además, ofrece a la industria armamentista estadounidense la oportunidad de jugosos contratos con Abu Dabi. Se trataría para estos países de un paso urgente tras el rechazo, el 15 de agosto, por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de renovar el embargo de armas contra Irán. Para Netanyahu aproximarse a esos países supone el doble interés de cimentar un frente anti-iraní y aislar aún más a los palestinos.

Es pronto para saber si el acuerdo lo salvará de las acusaciones que enfrenta por corrupción o para contener las presiones de un sector de la sociedad israelí, descontento por su manejo de la pandemia y su autoritarismo.


Para Emiratos Árabes Unidos, con una población de nueve millones (de los cuales ocho son trabajadores extranjeros), la recompensa fue un paquete de aviones F-35 y sistemas de armas avanzados, y el fin de la amenaza de ser sancionado por el Congreso de Estados Unidos por su participación en la guerra en Yemen.


Ni Europa, Turquía, Rusia o China
, como ningún mecanismo multilateral, pueden reemplazar la influencia que ejercían los palestinos con un frente árabe unido. Jordanos, egipcios, turcos y los mismos palestinos se ven atados de manos por su dependencia financiera, comercial o de remesas con las monarquías del Golfo.

Para estas últimas (con la relativa excepción de Qatar), la verdadera amenaza a sus intereses se proyecta desde Irán, Turquía y la oposición árabe democrática y liberal. [nota_relacionada id=1191556]

POR MARTA TAWIL
INVESTIGADORA EN EL COLMEX
ORBE@HERALDODEMEXICO.COM.MX

mavr / eadp