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Los 'panistas' andaban muy sobrados

Cada uno ha salido a deslindarse. El aparato judicial se echó a andar en su contra y ya no se les ve con la misma actitud de 2013

OPINIÓN

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El que esto escribe piensa, como muchos, que lo expuesto hasta ahora por Emilio Lozoya Austin en su denuncia ante la Fiscalía General de la República en contra de 17 personas tiene que probarse. No bastan los meros señalamientos, sino que debe profundizarse con investigaciones sin sesgo.

La primera instancia en dar un paso en este sentido es la Unidad de Inteligencia Financiera (rival de la FGR) a cargo de Santiago Nieto. Ha comenzado a indagar a los exsenadores Ernesto Cordero, Javier Lozano, Roberto Gil y Jorge Luis Lavalle. La UIF detectó movimientos irregulares en las cuentas de los exlegisladores.

Para entender su situación actual, hay que remontarse al inicio de la pasada legislatura, cuando el grupo parlamentario del PAN se dividió en dos bandos, cada uno con sus propios intereses y líderes visibles.

Uno de ello era el identificado como “los calderonistas” encabezados por Ernesto Codero. Formaban parte de él, además de los mencionados, Salvador Vega Casillas, Francisco Domínguez, Francisco García Cabeza de Vaca, José Rosas Aispuro, Martín Orozco, Adriana Dávila, Sonia Mendoza, Rosa Adriana Díaz, Raúl Gracia, entre otros.

Por otro lado se encontraba “los maderistas”, que respondían a Gustavo Madero. Estaban en ese bando Javier Corral, Ernesto Ruffo, Héctor Larios, Fernando Herrera, Víctor Hermosillo, Jorge Luis Preciado, Marcela Torres Peimbert y Silvia Guadalupe Garza.

La división se marcó más durante la discusión y aprobación de las reformas estructurales, en particular la energética. Y aquí jugaron un papel fundamental los ahora denunciados por Emilio Lozoya. Mientras Ernesto Cordero trabajaba para mantener alineado al grupo, Lavalle y Vega Casillas arrastraban el lápiz junto al senador priista David Penchyna. El campechano era el articulador técnico, el panista quien mejor le entendía a los trabajos en la comisión de energía. Se puso a estudiar duro, dicen cercanos a él y para conseguir sus propósitos era “encantador y simpático”. Salvador “El gallo” Vega Casillas era el secretario de la comisión y tenía que ser el más institucional. Cabeza de Vaca presionaba para que sus aportes fueran incluidos. Y Francisco Domínguez quería figurar a como diera lugar, ser la estrella, pero sus modos no ayudaban. Desconfiaba a tal grado que, en una anécdota más de sus episodios, cuentan que por una discusión se le fue a golpes a Jorge Luis Lavalle en la oficina de David Penchyna.

Este grupo de senadores panistas se sentía muy protegido por el peñismo. Y se notó un cambio en su comportamiento. Sus colegas los veían “muy sobrados”, mejoró su calidad de vida, vivían entonces con muchos excesos entre ellos comidas y fiestas caras. Pareciera que disfrutaban de un pasaporte a la impunidad. Si bien esto no es delito, las cosas han cambiado. Hoy Cordero, Lavalle, Vega, Domínguez y García Cabeza de Vaca están denunciados por Emilio Lozoya, quien asegura fue víctima de “una extorsión por parte de ellos hacia mi persona”. Cada uno ha salido a deslindarse. El aparato judicial se echó a andar en su contra y ya no se les ve con la misma actitud de 2013.

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POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

CARLOSZUNIGAPEREZ@GMAIL.COM

@CARLOSZUP

irv / eadp